Archivo de la etiqueta: Bibliotecas de las cosas

La biblioteca de herramientas de Minnesota ofrece 5,000 herramientas por una cuota anual nominal.

 

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MN Tool Library

https://www.mntoollibrary.org/

Actualmente, la biblioteca dispone de más de 5.000 herramientas en stock para préstamo. Además de ofrecer talleres en locales de más 500 pies cuadrados en cada sucursal donde los usuarios pueden usar herramientas especiales como prensas taladradoras y ensambladoras. Desde herramientas de mano a herramientas eléctricas, herramientas para trabajar la madera, equipos para mejoras en el hogar y para el césped y el jardín, algunas herramientas para reparar automóviles y bicicletas, artículos de artesanía (máquinas de coser, etc.

La membresía premium es de 250$ anuales e incluye préstamos ilimitados para herramientas para el hogar, uso ilimitado del taller y clases gratuitas, además de algunas otras ventajas. También hay una membresía estándar (120$ al año) y opciones básicas que van desde 55 a  75$. Las herramientas se prestan normalmente una semana, pero los artículos más populares tienen un período más corto durante los tiempos de alta demanda. Los miembros también pueden renovar el préstamo en línea hasta tres veces, como en la biblioteca.

Las donaciones de herramientas han aumentado considerablemente.Y el personal voluntario se asegura de que las herramientas estén en orden.

 

 

¿Uso de ukuleles en la biblioteca? alfabetización musical en las bibliotecas públicas

 

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En algunas bibliotecas de Estados Unidos se están utilizando Ukeleles por parte de los bibliotecarios para amenizar la hora del cuento. El éxito de este instrumento se sebe a que es es fácil de tocar, fácil de transportar y es súper resistente, así los bibliotecarios que disfrutan incorporando el canto en los programas de cuentos han estado aprendiendo a tocarlo. Pero no es sólo un instrumento para la hora del cuento. Varias bibliotecas de todo el país están creando programas populares aprendizaje y préstamo de ukeleles.

 

la biblioteca es un lugar donde los miembros de la comunidad pueden reunirse y un espacio donde todos son bienvenidos. Esencialmente las bibliotecas son lo que han sido siempre y siguen ofreciendo servicios en torno al libro, pero cada vez más las bibliotecas están ampliando sus colecciones para satisfacer las necesidades de sus usuarios. Ofrecen servicios para personas sin hogar, clases de yoga y talleres de planificación financiera. Las bibliotecas públicas son la punta de lanza del movimiento de la «biblioteca de las cosas«, prestando diversos artículos, incluyendo: máquinas de coser, hotspots wi-fi, medidores de electricidad, cañas de pescar, marionetas y kits de juego. Y, … también ukeleles. Hay un grupo de Facebook dedicado a ese tema “Librarians With Ukes”, y cuando se realizó la encuesta, las respuestas de los miembros fueron abrumadoras y entusiastas. Ahora es casí más común localizar un estado que no tiene una biblioteca pública con un programa de ukelele que encontrar una que lo tenga.

Los ukeleles son un gran instrumento para aprender a tocar música. Sólo tienen 4 cuerdas, un diapasón estrecho, son muy portátiles y la mayoría de los acordes son fáciles de tocar. Tess Goldwasser, una bibliotecaria amante de los ukeleles asistió a la conferencia de su biblioteca estatal, la bibliotecaria de Maryland  compró un ukelele, se sorprendió de lo fácil que era aprender y luego obtuvo una subvención para comprar veinte más para prestar. Así que ahora la alegría de hacer música se está extendiendo por todo su condado. «Creo que hacer música puede ser una de las experiencias más poderosas de todas las experiencias humanas», dice Tess, y cree que el pequeño ukelele es un gran instrumento para todas las edades.

Una pregunta frecuente se refiere al robo y a la durabilidad de los instrumentos. Según la persona encargada de la biblioteca de New Hartford, en Connecticut, dice que los ukeleles se pueden haber circulado hasta 200 veces cada uno, y están en perfectas condiciones, mientras que libros populares como Harry Potter podrían necesitar ser reemplazados después de 25 circulaciones. Su sitio web tiene una página dedicada a ayudar a las bibliotecas interesadas en iniciar programas de música, y ofrecen paquetes que incluyen identificaciones permanentes grabadas con láser en la parte posterior de del mástil de cada instrumentos. (Por cierto, los libros más robados en las bibliotecas son Biblias, libros de consejos financieros para enriquecerse rápidamente, y la poesía de Charles Bukowski).

En la biblioteca de Twinbrook, los usuarios pueden llevarse un ukelele en préstamo durante 14 días. Viene con un estuche blando, un folleto de instrucciones y un pequeño afinador de clip, y ninguno de los instrumentos ha sido dañado o destruido todavía. A cada ukelele y a cada caso se le asigna un código de barras correspondiente para prestarlo y aparece en el catálogo.

En el condado de St. Mary’s, Goldwasser los ukeleles circulan no sólo con un libro de aprendizaje para principiantes, sino también con un DVD instructivo. Otra posibilidad es ofrecer acceso a la enseñanza de música en línea. Algunos sistemas de biblioteca ofrecen a los usuarios acceso gratuito a obras de artistas y cursos de enseñanza de música en línea.

Annville Free Library también presta de Ukuleles durante séis días. El kit incluye una bolsa de transporte, un sintonizador electrónico y el libro  «Learn Ukulele the Easy Way» de Jenny Peters y Rebecca Bogart con 21 canciones fáciles de aprender.

Marc Horton, de la Biblioteca Pública de Los Ángeles, dice: «Recientemente hice una presentación al consejo de nuestra biblioteca sobre el programa, y por supuesto, uno de los miembros del consejo era un gran entusiasta de los uke, y no podría haber estado más emocionado de que la biblioteca estuviera prestando ukeleles, y quería conocer cómo mantener y expandir el programa». Lo que comenzó como un programa piloto de subvenciones en una sucursal se ha extendido a varias de ellas, así actualmente incluye 17 de las 73 bibliotecas de la ciudad. Cada sucursal participante ofrece instrumentos de circulación y clases de una o varias sesiones. Algunas sucursales organizan «Strum-Alongs», donde los músicos experimentados pueden mostrar a los principiantes algunas habilidades básicas y compartir canciones, o un «Ukulele Club», un programa informal para jóvenes donde los músicos pueden compartir canciones, o los principiantes curiosos pueden obtener una introducción rápida, y «Ukulele Storytimes», una oportunidad para que los maestros y los niños de preescolar aprendan lo básico y hagan que la destreza de canto de alfabetización temprana sea aún más divertida.

La Biblioteca Pública de Santa Mónica en California ha venido ofreciendo  una amplia variedad de programas de ukelele durante los últimos cuatro años. La bibliotecaria de Servicios de Referencia, Barbara Chang Fleeman, ha estado ofertando una serie de clases quincenales. El tamaño de las clases no está limitado, pero el número de instrumentos disponibles para uso en clase sí lo está. Antes de que comience la clase, se afinan 25 ukeleles en préstamo y se colocan sobre una mesa, y los participantes cogen un instrumento de la biblioteca, o traen el suyo propio. Las filas de sillas están dispuestas en parejas, con una tercera silla girada hacia ellos para el profesor.  Las sesiones son de 45 minutos para los niños, seguidas inmediatamente por una sesión de 90 minutos para adultos y adolescentes, con la primera media hora centrada en la enseñanza de habilidades básicas y el resto se dedicada a tocar canciones. Los participantes utilizan un cancionero de música de dominio público adaptado por el instructor con letra grande y  arreglos simplificados de canciones familiares que se complementan con imágenes de los acordes para principiantes, lo que hace que sean fáciles de leer, y están organizados por nivel de dificultad: primero canciones de uno y dos acordes, seguidas de canciones con tres acordes y más. Barbara dice que la retroalimentación ha sido fantástica. «Después de clase, uno de nuestros participantes de ukelele me dijo:’Esto ha cambiado mi vida'». Y eso me hizo llorar, porque de ese es uno de los principales objetivos de las bibliotecas de hoy en día. Ofrecemos a la gente la oportunidad de probar algo nuevo, sin costo alguno, todo el tiempo. Ya sea que se trate de conocer a un nuevo autor, escuchar un tipo diferente de música o explorar una nueva actividad o pasatiempo, es emocionante cuando podemos despertar el interés en una persona y hacer que se convierta en algo verdaderamente significativo para ellos».

Beth Clinton, bibliotecaria regional de la Biblioteca Pública del Centro de la Confederación en Charlottetown, toca el ukelele – uno de los muchos artículos que se pueden pedir prestados con una tarjeta de biblioteca. Tomar prestados estos artículos le da al público la oportunidad de probar cosas nuevas – una valiosa oportunidad, ya que la alfabetización es algo más que leer; también existe la alfabetización física, dijo.»Hoy en día, el énfasis está en hacer que la gente se mueva. Y aunque nos encanta que la gente lea, también queremos que la gente se mueva y que conozca cosas nuevas. Para mí, la biblioteca es el lugar perfecto para prestar ese tipo de cosas».

 

Todo lo que ofrecen los makerspaces a los usuarios de la biblioteca

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Melissa Locker. Your Library Card Can Get You So Much More That Books. Southern Living, 2019

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Más sobre Makerspaces

Un espacio de creadores o makerspace es un espacio de trabajo colaborativo para crear, aprender, explorar y compartir, que utiliza herramientas de todo tipo, desde tecnología básica a alta tecnología. Estos espacios están abiertos para niños, adultos y empresarios, y cuentan con una variedad de equipos para hacer cosas, como impresoras 3D, gafas de realidad virtual, Legos, juegos de pintura, soldadores e incluso máquinas de coser.

Las actividades de Makerspace ayudan a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y creativo y promueven el aprendizaje activo al proporcionar un espacio práctico para que los usuarios de todas las edades creen, inventen y exploren varias tecnologías. Los makerspaces están diseñado para ser un entorno de colaboración que alienta a los participantes a compartir experiencias, resolver problemas y aprender nuevas habilidades a través de la experimentación, lo pueden ayudar a los niños y no tan niños a adquirir confianza y socializarse a vez que descubren nuevos intereses, desarrollan talentos e incluso posiblemente encuentren una futura orientación profesional.

Hace unos años, la biblioteca pública de Sacramento, California, inició un nuevo servicio llamado Library of Things (Biblioteca de las cosas), donde los usuarios podían pedir prestados libros, por supuesto, pero también máquinas de coser, cámaras GoPro, cortadoras de setos, instrumentos musicales y muchas cosas más. A los usuarios les encantó la posibilidad de llevar prestadas cosas como lavadoras a presión, proyectores e impresoras, que son útiles, pero no necesariamente algo que alguien quiera en su garaje para siempre. Pronto, la idea fue replicada en todo el país.

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Sacramento Public Library, también ofrece un completo programa de autopublicación a sus usuarios denominado “I Street Press” con la ayuda de una máquina de impresión bajo demanda “Espresso Book Making Machine” que permite acceder a una base de datos de más de tres millones de títulos, así como a obras creadas, formateadas y subidas por autores locales. Periódicamente se ofrecen sesiones informativas gratuitas que cubren todo lo necesario para preparar un manuscrito para su impresión en la máquina y consejos sobre cómo vender un libro autopublicado.

Por ejemplo, la Biblioteca Pública de Nueva Orleans ofrece candados para bicicletas para que los usuarios protejan sus bicicletas mientras revisan libros. También ofrecen talleres sobre reparación seguridad y mantenimiento de bicicletas. También tienen un programa de para Socios de Museo con entradas gratuitas al Museo de Ogden y al Museo de Alimentos y Bebidas del Sur para los usuarios que lo soliciten.

El sistema de bibliotecas públicas de Georgia ofrece Impresión 3D, Legos, producción de video, robótica y muchas cosas más en sus makerspace . Los titulares del carnet de biblioteca también pueden usar sus tarjetas para obtener pases para el zoológico de Atlanta, los Parques Estatales y Sitios Históricos de Georgia, y más . También pueden pedir prestados artículos como máquinas de coser e incluso una “pantalla verde” para efectos especiales de películas.

Si alguien está interesado en hacer una excursión por el Sendero de los Apalaches, la Biblioteca Regional de Fontana en Carolina del Norte le puede prestar una mochila, junto con guías de la naturaleza y mapas de senderos.

En el condado de Manatee, Florida, la biblioteca ofrece de todo, desde telescopios hasta cañas de pescar y ukeleles. También ofrecen pases para visitar museo para cualquier persona que tenga una tarjeta de biblioteca y quiera visitar el Museo del Sur de la Florida de la Costa del Golfo.

La Biblioteca Pública de Saline en Arkansas ofrece a sus usuarios pedir los disfraces de Halloween y, considerando que la mayoría de los niños los usan una vez al año, esta idea podría atraer a los padres que tienen poco espacio de almacenamiento en sus domicilios. De manera similar, los vestidos de fiesta son caros y solo se usan una vez, por lo que la Biblioteca Pública de Dallas permite que los clientes los tomen prestados. Con un poco más de magia, la Biblioteca del Condado de Bolívar en Mississippi presta trajes de Papá Noel a los usuarios que desean tener un poco de diversión navideña.

La Biblioteca Pública de Nashville tiene un programa de intercambio de semillas para «tomar prestadas» semillas de vegetales, hierbas y flores. Si logras cultivar una verdura o dos, puedes además dirígirte a una de las clases de cocina de la biblioteca para aprender qué hacer con ellas, o una clase de yoga para trabajar.

La biblioteca pública de Virginia en Suffolk ofrece moldes para pasteles de todos los modelos, kits de croché y tejido, e incluso kits de aventuras listos para viajes por carretera llenos de libros, rompecabezas y juegos, todo en un práctico bolso de mano.

Y aunque técnicamente no es una biblioteca pública, la Biblioteca de herramientas de Asheville ofrece más de 1,000 artículos, incluidas todas las herramientas que puedas imaginar, desde cinceles hasta horquillas hasta motosierras, así como artículos útiles como sillas plegables para campamento y calefactores para pedir prestado cuándo sea necesario.

En la Biblioteca Charlotte Mecklenburg, los usuarios pueden aprender a hacer podcast, pedir prestado todo lo que necesita para un club de lectura e incluso hacer desfiles de modas con disfraces donados del Children’s Theater of Charlotte .

Una tarjeta de biblioteca de la Biblioteca Pública del Condado de Tampa-Hillsborough en Florida puede usarse para obtener una entrada para el Museo de Niños Glazer o al Stage Works Theatre.

Quizás el servicio más sorprendente, sin embargo, es el que oferta la biblioteca de Monroe en Universidad Loyola de Nueva Orleans , que permite a los usuarios pedir prestados perros para practicar biblioterapia y apaciguar  sus alma con la compañía canina.

 

 

 

 

La Biblioteca del Distrito de Ann Arbor presta todo tipo de objetos, desde telescopios a instrumentos musicales

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Hace 40 años, un grupo de mujeres de Ann Arbor, que formaban parte d la Asociación de Bibliotecas para Mujeres, ayudó a financiar una colección de artículos inusuales para la Biblioteca del Distrito de Ann Arbor. Hoy en día, la colección incluye cámaras térmicas para instrumentos musicales, todas disponibles al público.

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Algunos de los de los objetos en préstamo incluyen reliquias como grandes juegos de mesa, esqueletos, herramientas, instrumentos musicales, luces de discoteca, un ajedrez gigante, una cámara térmica, etc.. «Lo que hemos hecho es tomar artículos caros que la gente podría querer usar una o dos veces, y ponerlos en la colección», dijo Josie Parker, Directora de la Biblioteca del Distrito de Ann Arbor.

 

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El día que Glenn Ferdman director de la Biblioteca Pública de Somerville donó sus guitarras a la biblioteca

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Cake pans, binoculars, toys, neckties, even guitars are available at libraries, as they become a different kind of public resource  GLOBE MAGAZINE 

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Hace un par de años, Glenn Ferdman, aficionado a la música pop y director de la Biblioteca Pública de Somerville decidió que tenía demasiadas guitarras. Sabía que podía venderlas o guardarlas en un algún lugar. Sin embargo, Ferdman que es bibliotecario, lo que significa que su trabajo es encontrar nuevas formas de compartir recursos, decidió llevar sus guitarras a la sucursal principal de la Biblioteca Pública donde trabaja como director, y pidió a su personal que las prestara a los usuarios como si fueran libros. Dándose cuenta que esos artículos suscitaban el interés de las personas y se prestaban con gran frecuencia. Tomando en cuenta del ejemplo, otros miembros del personal pronto hicieron sus propias donaciones. El jefe de circulación, que además es un guitarrista aficionado aficionado a James Taylor, aceptó afinar las guitarras cuando se las devolvieran.

Un abogado de la ciudad de Somerville redactó un acuerdo de préstamo, en caso de que los instrumentos fueran dañados o desaparecieran. Actualmente, la colección incluye tres guitarras acústicas, un ukelele y un djembé de África Occidental. Si se busca «tambor de mano» en el catálogo de la Red de Bibliotecas Minuteman, que comprende 43 bibliotecas en los suburbios de Boston, se obtiene un listado inusual: “3-D OBJECT | Available at SOMERVILLE/Adult.”

Al ampliar sus colecciones más allá de los medios del libro, la biblioteca de Somerville se unió a un movimiento mundial para ampliar el papel de las bibliotecas públicas. A medida que los lectores pueden disponer de libros y publicaciones periódicas desde los teléfonos inteligentes y tabletas, las visitas a las bibliotecas están disminuyendo. Pero eso no significa que las bibliotecas estén obsoletas. Casi el 90 por ciento de las personas encuestadas para un estudio de Pew Research de 2016 dijeron que cerrar su biblioteca local tendría un impacto negativo en su comunidad. Lo que los encuestados dijeron que querían eran programas educativos ampliados, incluyendo centros tecnológicos con impresoras 3D y otras herramientas digitales, y lecciones sobre cómo usarlas. También querían que las bibliotecas dedicaran menos espacio a los libros y más a las actividades comunitarias.

Las bibliotecas de las cosas se están convirtiendo en algo cada vez más habitual. En Brookline, los titulares de la tarjeta de la biblioteca pueden llevarse prestados moldes para pasteles. Wilmington Memorial Library presta juegos de césped y kits de viaje (que incluyen guías y libros de idiomas relacionados con una ciudad o el país, DVDs, y mapas en una bolsa). Lexington presta máquinas de coser y tocadiscos portátiles, mientras que Reading tiene un Roomba disponible. Una noche de esta primavera, la Biblioteca Pública Billerica acogió una «biblioteca humana«, donde voluntarios (entre ellos una persona transgénero, un tartamudo y un oficial de policía) ofrecieron unos minutos de tiempo individual a los «prestatarios» que querían hacerles preguntas sobre sus experiencias.

Arun Sundararajan, profesor de economía en la Universidad de Nueva York y autor de The Sharing Economy, cree que las bibliotecas de cosas pueden ayudar a crear una comunidad de personas de ideas afines. «Es casi como si la biblioteca, al ser un depósito de activos, fuera realmente el lugar de reunión de personas con intereses compartidos«, dice. Programas como estos también pueden empoderar a las personas, agrega. «Ya que democratizan el acceso a un nivel de vida más elevado al eliminar la barrera de la propiedad«.

Servicio de préstamo de juguetes en bibliotecas

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En la era digital, las bibliotecas están rediseñando sus servicios y reimaginando sus espacios para competir mejor en la era digital, abordando nuevas propuestas más allá del libro y teniendo en cuenta las necesidades se sus comunidades más cercanas. De este modo, las bibliotecas de los sistemas de Clemons Library y Jefferson-Madison Regional Library han iniciado un programa piloto para poner en marcha el primer servicio de préstamo de juguetes en bibliotecas. 

 

En alguna otra ocasión hemos hablado en este foro de aquellas cosas curiosas que están prestando algunas bibliotecas, o de iniciativas como Library of Thing, la biblioteca de las cosas; por ello, nos hacemos eco de un nuevo servicio de préstamo de juguetes que se acaba de iniciar en Jefferson-Madison Regional Library y cuya propuesta ha sido replicada por Clemons Library, el préstamo de juguetes.

En el caso de Clemons Library, los padres y los niños pueden consultar el catálogo para decidir qué juguetes desean tomar en préstamo. Los juguetes se pueden llevar en préstamo durante dos semanas, y actualmente están ubicados en la zona de recepción de la biblioteca.

En opinión de Paula Archey, la bibliotecaria encargada del área de alfabetización y aprendizaje en Clemons, este servicio «Tiene sentido porque aquí en la biblioteca es donde están los libros de nuestros hijos»  El servicio está dirigido a los estudiantes de postgrado y doctorado de la Universidad que tienen familias jóvenes y tiene como objetivo proporcionarles recursos para cuidar a sus hijos. En la actualidad el proyecto piloto cuenta con 21 juguetes. Para asegurar la sostenibilidad, se han unido a Madison House y han establecido un programa con una base de voluntarios para ayudar a limpiar los juguetes.

El servicio lo idearon dos estudiantes David Birkenthal y Curry Madison Lewis, inspirados en un comentario que hizo su profesor de arquitectura hablando de las bibliotecas de juguetes que había en Australia; primero probaron su idea en la biblioteca Gordon Avenue Library, en la primavera de 2016, poniéndo en marcha el servicio ese mismo verano. Para ello seleccionaron, valoraron, adquirieron y prepararon los juguetes, abriendo con éxito la primera biblioteca de juguetes de Charlottesville y posteriormente llevando la idea a todas las bibliotecas regionales de Jefferson-Madison a principios del otoño pasado.

Para el proyecto contaron con una subvención del Office of the Dean of Student’s Public Service Programming Board, una organización que otorga fondos para proyectos de servicio a pequeña escala, por la que recibieron dos subvenciones una primera de 1.500 dólares, y una segunda de 2.000 dólares para proyectar el servicio en Clemons library.

 

Préstamo de instrumentos musicales en bibliotecas canadienses

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Sandra Singh de la Biblioteca Pública de Vancouver con los instrumentos musicales que ahora están disponibles como parte del programa de préstamos musicales de la biblioteca.

 

Las bibliotecas siempre han sido un catalizador para la innovación creativa, por eso en el siglo XXI ofrecen el acceso al conocimiento, la información y el intercambio cultural en múltiples formatos con el objetivo de proporcionar un acceso igualitario al conocimiento, la información y la cultura

El programa de préstamo de instrumentos musicales en las bibliotecas canadienses se inició por primera vez en Toronto en 2016 antes de expandirse a Vancouver, Montreal y Calgary. Ha demostrado ser muy popular, con los tiempos de espera para pedir prestado instrumentos de ces tres ciudades. 

La Biblioteca Pública de Calgary presta un total de 150 instrumentos y accesorios como guitarras, ukeleles, violines, tambores, xilófonos y teclados portátiles a disposición de cualquier persona que tenga carnet de la biblioteca. El proyecto ha contado con una inversión inicial de 140.000 $, y también se aceptan instrumentos en donación. Además la biblioteca cuenta con un programa de formación para empezar a aprender o perfeccionar el uso de los instrumentos.

Sólo se puede pedir prestado 1 instrumento por vez. El período de préstamo para un instrumento es de 3 semanas. Se permiten 2 renovaciones , lo que significa que puede mantener el instrumento durante un máximo de 9 semanas en total. Si se devuelve tarde un instrumento, se cobrará una multa vencida. Si el usuario pierde o daña un instrumento o sus accesorios, se le cobrará una tarifa de reemplazo.

 

La biblioteca de las cosas: las cosas más sorprendentes que se prestan en bibliotecas

 

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The Library of Things poster de Terra Dankowski ilustrado por Brian Mead.

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El contexto de las bibliotecas está mutando al igual que ocurre en otros entornos sociales. La llegada de los recursos digitales y de las tecnologías de la información están dando lugar a  han dado lugar a que las bibliotecas estén obligadas a desarrollar nuevos servicios y estrategias que van mucho más allá del libro, con el objetivo de continuar siendo relevantes en la sociedad del conocimiento. Las bibliotecas deben adaptarse a un mundo en el que cada vez más y más información está en formato digital, accesible en cualquier momento y en cualquier lugar, por ello las bibliotecas están rediseñando sus espacios y sus servicios para dar cabida a los nuevos comportamientos, necesidades y hábitos que demandan los usuarios y sus comunidades. La incorporación de recursos digitales conlleva una transformación de los espacios, de las tareas y capacidades del bibliotecario, y hasta del mismo concepto de biblioteca. Lo digital está sirviendo de catalizador del cambio de concepto de la biblioteca. Por este motivo, muchas bibliotecas están creando espacios ricos con herramientas y tecnologías avanzadas que inspiran y facilitan el aprendizaje, el descubrimiento, la creación y la experimentación. Entre las propuestas más innovadoras está la relativa a la biblioteca como generadora de contenidos, y el diseño de espacios que favorecen la creación y dinamización de sus comunidades.

Estos servicios surgen en buena medida de lo que se ha denominado economía social o compartida, un nuevo concepto que consiste en que en lugar de ser propietario de las cosas, los bienes “son de todos” y se utilizan cuando se necesitan. Es un sistema económico sostenible en torno a la distribución de los activos humanos y físicos. Incluye la creación compartida, producción, distribución, comercio y consumo de bienes y servicios por parte de diferentes personas y organizaciones. La economía de compartir significa que en lugar de ser dueño de las cosas directamente, la gente paga para utilizarlas solo cuando las necesita. Ejemplos de este sistema son Citi Bike, un sistema de intercambio privado de bicicletas públicas en ciudad de Nueva York; o Zipcar una empresa estadounidense que brinda servicios de carsharing o automóviles compartidos entre sus miembros mediante reserva previa y con tarifas de uso por hora o por día.

Ya en alguna ocasión hemos hablado en Universo abierto de algunos de los objetos más sorprendentes que prestan las bibliotecas. En el Reino Unido existe un proyecto que se denomina Library of Things, un espacio para tomar prestado, compartir y aprender en comunidad. La biblioteca de las cosas presta todo tipo de cosas desde herramientas de bricolaje, jardinería, utensilios de cocina, kit de campamento o trajes de neopreno. Y además organiza talleres para aprender a utilizar esas herramientas, siendo un punto de encuentro entre vecinos que desean aprender y enseñar cosas, lo que favorece la construcción y refuerza en concepto de comunidad.

El poster The Library of Things de Terra Dankowski ilustrado por Brian Mead. muestra algunas de los artículos inusuales que se prestan en las bibliotecas de Estados Unidos. Entre ellos:

  • Máquinas de coser en Sacramento Public Library
  • Muñecas en la biblioteca Port Townsend Public Library de Washington
  • Discos flexibles de 3 y 5 pulgadas (tecnología en desuso, difícil de encontrar) en Montana State University Library
  • Kit de actividades para entrenamiento de perros en Wilkinson Public Library de Colorado
  • Juegod de croquet en Arizona Public Library
  • Proyectores de vídeo en Denver Public Library
  • Kits de experimentos científicos en Denton Public Library en Texas
  • Equipamientos de pesca en Grand Rapids Public Library de Minesota
  • Kits de observación de aves en Shirley M. Wright Memorial Library en Trempealeau, Wisconsin
  • Trajes de Santa Claus en  Bolivar County Library System  (Miss.)
  • Microscopios en Ann Arbor District Library de Michigan
  • Fondue en Temple Terrace Public Library
  • Raquetas para andar por la nieve en McArthur Public Library in Biddeford, Maine
  • Robot de limpieza Roomba en Reading Public Library de Massachusetts
  • Cargadores de móvil en Free Library in Block Island, Rhode Island
  • Paraguas en la Yale Law Library in New Haven, Connecticut
  • Equipos de enlatado en South Sioux City (Nebraska)
  • Instrumentos musicales y sala de grabación en Toronto Public Library
  • Bicicletas Stark County District Library in Canton, Ohio

 

Library of Things: la biblioteca de las cosas un espacio para tomar prestado, compartir y aprender en una comunidad.

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http://www.libraryofthings.co.uk/

Alternativas a la compra de productos – préstamos, arrendamiento financiero, intercambio – no son nada nuevo, pero la revolución digital ha traído un aumento exponencial de los modelos de no propiedad. La biblioteca de las cosas es una empresa social que responde a una necesidad social que tienen en mente la cultura de compartir propia de la economía social, y que sigue la línea de otras propuestas como Uber, Bla, Bla Car,  ZipCar, TaskRabbit  o Airbnb.

La biblioteca de las cosas presta todo tipo de cosas desde herramientas de bricolaje, jardinería, utensilios de cocina, kit de campamento o trajes de neopreno. Y además organiza talleres para aprender a utilizar esas herramientas, siendo un punto de encuentro entre vecinos que desean aprender y enseñar cosas, lo que favorece la construcción y refuerza en concepto de comunidad.

Library of Things es un espacio para tomar prestado, compartir y aprender con una comunidad a través de un espacio virtual que se apoya en un espacio físico que abre al público 3 días a la semana en la denominada primera «casa biblioteca», situada en  Vale Street, West Norwood, SE27 9PA, al sur de  Londres (Reino Unido) en horario de martes, jueves entre las 24:00 y 19:00 h.; y sábados de 10 a.m.a 4 p.m.

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La propuesta nació en 2014 cuando tres amigos Rebecca Trevalyan, Sophia Wyatt y Emma Shaw iniciaron un proyecto piloto en la biblioteca pública. El proyecto contó en principio con un presupuesto de 15.000 libras y actualmente funciona a través de voluntariado.

«El funcionamiento de la Biblioteca es sencillo, dispone de casi todas las cosas … y la gente viene a pedirlas en prestados a muy bajo costo. Todos los artículos tienen un precio en función de su valor y la cantidad de personas que lo quieren pedir prestado»  

Rebecca Trevalyan

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Rebecca Trevalyan, Sophia Wyatt y Emma Shaw creadores de Library of Things

La biblioteca de las cosas es un espacio donde se puede llegar a pedir en préstamo artículos útiles y aprender cómo usarlos. Su uso es sencillo. Todos los artículos están listados en el catálogo en línea para que las personas puedan ver lo que está disponible. Cada usuario registrado puede solicitar en préstamo 5 cosas durante 1 semana. Por cada artículo el prestatario paga una pequeña cantidad – entre 0.50 y  10 £ dependiendo del artículo. Se trata de una organización sin ánimo de lucro y los beneficios se destinan a pagar el alquiler, llevar a cabo el mantenimiento, y pagar a los tres trabajadores asalariado de los que dispone la empresa. Además de las tasas de los préstamos, los fundadores esperan generar ingresos mediante la venta de mercancías auxiliares, productos de marca, camisetas, tornillos y líquidos de limpieza. También han ganado un premio de la Royal Society of Arts como modelo de empresa social.

«Estamos interesados en cómo podemos hacer una organización responsable ante la comunidad y para que nuestros miembros estén en un verdadero nivel  peer-to-peer. Eso es muy diferente de un modelo de estilo Uber, donde la plataforma de intercambio es de propiedad privada», dice Trevalyan.

También Travalyan y sus colegas organizan «campamentos de entrenamiento» para capacitar a otros a crear sus propias bibliotecas.Y cada mes organizan una cena, donde cada asistente  aporta algo a la mesa.

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¿Qué es lo mas sorprendente que prestan las bibliotecas?

 

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Programa TAILS (colas) Yelowknife Public Library

 

A cualquiera de nosotros nos sorprende poderosamente que una biblioteca pueda llegar a prestar cañas y aparejos de pesca, semillas, bicicletas, herramientas, dispositivos router, o sus espacios para el intercambio y venta de libros de segunda mano o como lugares de alojamiento de personas sin hogar. Las bibliotecas están pasando a la acción redefiniendo sus servicios y espacios para ser más relevantes socialmente y apoyar las necesidades de sus ciudadanos. 

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La aplicación de las tecnologías de la información, la  ubicuidad de Internet, los nuevos usuarios nativos digitales, y el uso generalizado de los medios de comunicación social han dado lugar a que las bibliotecas estén obligadas a desarrollar servicios que van mucho más allá de los que tradicionalmente venían ofreciendo. La incorporación de recursos digitales conlleva una transformación de los espacios, de las tareas y capacidades del bibliotecario y del mismo concepto de biblioteca. Las bibliotecas de todo tipo están viviendo una especie de renacimiento, reinventándose a sí mismas, experimentando con sus servicios y espacios. De esta manera la biblioteca del futuro, además de poner más hincapié en las tecnologías, lo está haciendo en cómo poner a disposición espacios de reunión para la comunidad en los que el papel del profesional se transforma en un mediador y dinamizador comunitario. La sociedad global de la información y del aprendizaje también conlleva consecuencias sociales que se traducen en un aumento de la desigualdad y la fragilidad social. En este contexto las bibliotecas representan una estrategia sumamente importante de cara a la mitigación de esos riesgos, pero para ello las bibliotecas y los bibliotecarios deben ser ágiles, creativos, centrarse en el usuario y sus necesidades, y sobre todo implicarse en el aprendizaje.

Con la llegada de los recursos electrónicos muchas personas acceden a los libros y a lectura desde sus dispositivos móviles en cualquier tiempo y desde cualquier lugar, por lo que muchas de las personas que acudían a la biblioteca han dejado de hacerlo. Por ello y para mantenerse relevantes en la sociedad digital, las bibliotecas están diversificando sus productos y servicios más allá de los libros y la palabra escrita. Ya muchas bibliotecas prestan herramientas tecnológicas avanzadas y tradicionales en servicios innovadores basados en eso que se viene denominando economía social o compartida. En muchas bibliotecas de Estados Unidos se están creando espacios no solo para leer, también para hacer, descubrir, experimentar con el objetivo de compartir habilidades y conocimientos con otros miembros de la comunidad. Es lo que se ha denominado como “Makerspaces”.

Algunas bibliotecas han ido más allá prestando algunas cosas que a cualquiera sorprenderían. Es el caso de la Biblioteca Pública de Yelowknife en el noroeste de Canadá que presta perros para aquellos niños entre 6 y 12 años que les gustan los animales, pudiendo compartir sus lecturas acompañado de un perro. Su programa TAILS ofrece perros como terapia para los niños para que puedan practicar su lectura durante 20 minutos, Sin duda ¿qué mejor compañero de lectura podrían tener?

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Sudbury Public Library presta aparejos de pesca

Por su parte, la Biblioteca Pública de Sudbury situada en una ciudad ubicada en la provincia de Ontario, presta aparejos y cañas de pescar, junto con libros y novelas en torno al arte de la pesca. Ya que desde hace un año la biblioteca colabora con la Federación de Pescadores de y Cazadores de Ontario, a través de un programa que facilita que los más jóvenes puedan ir a pescar sin costo alguno. Además son asesorados por otros miembros de la Asociación.

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Toronto Tool Library

La Biblioteca Pública de Toronto, considerada una de las mejores del mundo presta herramientas de trabajo donadas la mayoría de ellas por otros usuarios a través del  programa Tools Library, que las pone a disposición de cualquier miembro de la comunidad que las necesite en un momento dado. Desde que se inició este programa hace un par de años, ya se han prestado 12000 herramientas, desde martillos, taladradoras, sierras a escaleras. El éxito del programa ha hecho que sea extensible a otras dos sedes de la biblioteca. Las personas que donan herramientas para el programa son compensados con membresías o regalos. Este servicio se basa en el concepto de economía compartida, y es un servicio que contribuye a la sostenibilidad y a mejorar el impacto ambiental, pues de este modo los usuarios disponen de ellas cuando las necesitan sin ser sus dueños. La biblioteca también ofrece una gran variedad de talleres y programas orientados a los más jóvenes sobre formación en el uso de estas herramientas. Se proporciona acceso a herramientas especializadas cuya propiedad supone un costo prohibitivo. Hay una amplia gama de herramientas disponibles, incluyendo generadores de energía, herramientas para la construcción y renovación  de viviendas, jardinería y paisajismo, pintura y herramientas eléctricas. Se trata de un programa sin fines de lucro y se financia a través de las cuotas de afiliación / finales de los honorarios y donaciones. Ayuda a reducir los residuos en el medio ambiente y el desorden en el hogar. Además ofrece talleres y capacitación de construcción de viviendas para que los usuarios pueden mejorar sus habilidades.

En Edmonton Publuc Lubrary en californiase ofrece ropa y otros servicios a las personas sin hogar, que además pueden utilizar la biblioteca como refugio durante los periodos de más frío. A cambio reciben instrucción y formación. El programa de extensión de EPL fue lanzado en 2011 en respuesta al creciente número de personas que buscaban refugio en la biblioteca del centro. En colaboración con el personal de la biblioteca, tres agentes de extensión operan dentro y fuera de las paredes de la biblioteca para apoyar y empoderar a las personas en riesgo de exclusión en la ciudad de Edmonton a través de la alfabetización, la educación y el apoyo social. Basado en el modelo de servicio dirigida por la comunidad, el proyecto se dirige a las personas que no pueden acceder a los servicios sociales existentes, para lograr el mejor aprovechamiento de las bibliotecas en favor de las personas más desfavorecidas de la comunidad, ya que son espacios seguros y acogedores. El proyecto de extensión está teniendo un impacto importante en la capacidad de la biblioteca para responder a las necesidades sociales. Por lo que muchos de los acogidos al programa de extensión están encontrando el apoyo y la asistencia que necesitan para gestionar importantes retos que puedan llevarles a desarrollar cambios duraderos hacia una vida mejor. El proyecto está financiado por Safe Communities Innovation Fund.con 605.000$ por un periodo de tres años.

Kitchener  Publuc Library en una ciudad cerca de Otawa en Canadá, se convirtió en la primera biblioteca canadiense en prestar hotspots Wi-Fi móvil a sus titulares de la tarjeta de la biblioteca. Un hotspot («punto caliente») es un lugar que ofrece acceso a Internet a través de una red inalámbrica y un “enrutador” conectado a un proveedor de servicios de Internet.Estos dispositivos de mano se puede sacar para un máximo de 21 días para que cualquier usuario disponga de wi-fi en cualquier lugar donde se encuentre. De modo que cualquier usuario con su tarjeta de la biblioteca puede pedir prestado un dispositivo de acceso Wi-Fi. Estos aparatos de acceso son ideales para quienes buscan trabajo, estudiantes o cualquier persona que necesite acceso a internet fuera del horario de la biblioteca, o fuera de la biblioteca. Los dispositivos ofrecen datos ilimitados y trabajar en cualquier lugar de Canadá. Los dispositivos Wi-Fi están disponibles gratuitamente para cualquier persona mayor de 18 años o más con una tarjeta de la Kitchener Biblioteca Pública el limite de tiempo de préstamo es de 21 días.

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Los hotspots Wi-Fi permite la conexión desde cualquier lugar

La Hamilton Public Library a través del servicio Borrow a Bike with your Library Cardpresta bicicletas a chicos de 7 a 15 años que posean el carnet de biblioteca, por un periodo de dos días, se puede elegir el modelo y tipo de bici entre las disponibles, y además se presta el candado y el casco, por cuestiones de seguridad, lo más curioso es que las bicicletas aparecen descritas en el catálogo de la biblioteca. Para ello Hamilton Public Library se ha asociado con Start the Cycle, SoBi Social Bicycles y con el programa Canadian Tire Jump Start, que ha proporcionado generosamente las bicicletas para esta iniciativa. Los niños requieren una autorización firmada por el padre o tutor cada vez que pidan prestada una bicicleta. Se proporciona un paquete de información con el que los niños y los padres aprenderán cómo hacer una comprobación básica de seguridad antes de conducir. Karen Anderson, directora de la Hamilton Public Library dice que “HPL es una organización innovadora, y el préstamo de bicicletas, aunque no sea habitual en la mayor parte de las biblioteca, es una manera única de conectar con la comunidad”, además añade “Somos conscientes de que no todos los niños tienen las mismas oportunidades y esta es otra manera de la que la biblioteca pueda ser relevante y sensible a las necesidades de la comunidad lo que contribuye además a animar a las familias a visitar la Biblioteca”.

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Hamilton Public Library en Canadá presta bicicletas para niños

Muy sorprendente es la propuesta de Greater Victoria Public Library que presta semillas. El objetivo de este servicio es apoyar la seguridad alimentaria local y administrar la biodiversidad de la región, ya que las semillas recaudadas localmente son más resistentes y mejor adaptadas al suelo y al microclima  del lugar. Para su desarrollo, la Biblioteca Pública de Greater Victoria se asoció con un grupo local llamado ciclos de vida para crear un banco de semillas, donde los miembros de la comunidad pueden pedir prestado semillas, cultivar las plantas, y al final de la temporada, devolver las semillas que cosechan para que otras personas puedan seguir cultivando. La membresía es gratuita e incluye acceso a las semillas, clases y otros recursos.

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Great Victoria Library presta semillas

En España también hay alguna biblioteca que participa de estas iniciativas la Cartoteca Rafael Mas dirigida por María Olarán presta todo tipo de aparatos entre ellos Picos de geólogo, brújulas, dispositivos GPS, estereoscopios, etc. El próximo año tienen proyectado hacer una compra masiva de dispositivos GPS con el programa TOPO para prestarlos y además organizan cursos de formación de usuarios en el manejo de aparatos GPS. La Cartoteca Rafael Mas es una biblioteca especializada cartografía: software SIG y especializado (ArcGIS, Google EarthPro, IDRISI Selva, etc.), GPS, estereoscopios, planímetros, curvímetros, mapas (topográficos, geológicos, de cultivos y aprovechamientos, históricos, en relieve, anaglifos, etc.), cartas náuticas, fotografías aéreas, imágenes de satélite, boletines meteorológicos, cartografía digital, etc., además de contar con una pequeña biblioteca de referencia.

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La Cartoteca Rafael Más  en España presta Picos de arqueólogo

La biblioteca de Biología de la Universidad de Salamanca en España también presta prismáticos para alumnos e investigadores.

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El objetivo principal de estos servicios es compartir recursos, conocimiento y crear. La labor de la biblioteca en este espacio sería fundamentalmente establecer dinámicas comunitarias, abiertas y participativas que estimulen la creación, el aprendizaje y la creatividad. En los makerspaces se forma una comunidad de inventores donde los participantes colaboran unos con los otros. En este sentido los makerspaces favorecen la capacidad de experimentación, el aprendizaje, son una excelente oportunidad para aprender haciendo el trabajo creativo, la posibilidad de favorecer y propiciar el empleo activo entre los miembros de la comunidad, de ellos surgen nuevas ideas, nuevos prototipos, y un enorme potencial de desarrollo para la comunidad y sus miembros. Es un espacio donde las ideas se hacen realidad apoyadas por el conocimiento puesto común y el estímulo proporcionados por los demás miembros.

Basado en:

7 surprising things libraries loan other than books
Wednesday, December 2, 2015

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