Adrian Shahbaz, Allie Funk. The Global Drive to Control Big Tech. Freedom on the Net 2021
En la batalla de alto riesgo entre los Estados y las empresas tecnológicas, los derechos de los usuarios de Internet se han convertido en las principales víctimas. Un número cada vez mayor de gobiernos está afirmando su autoridad sobre las empresas tecnológicas, a menudo obligando a las empresas a cumplir con la censura y la vigilancia en línea. Estos acontecimientos han contribuido a un asalto sin precedentes a la libertad de expresión en línea, haciendo que la libertad de Internet en el mundo disminuya por undécimo año consecutivo.
La libertad de Internet en el mundo disminuyó por undécimo año consecutivo. Los mayores deterioros se documentaron en Myanmar, Bielorrusia y Uganda, donde las fuerzas del Estado reprimieron en medio de crisis electorales y constitucionales. El descenso de 14 puntos en la puntuación de Myanmar es el mayor registrado desde el inicio del proyecto Libertad en la Red.
Los gobiernos se enfrentaron a las empresas tecnológicas por los derechos de los usuarios. El año pasado, las autoridades de al menos 48 países aplicaron nuevas normas a las empresas tecnológicas en materia de contenidos, datos y competencia. Con algunas excepciones positivas, el impulso para regular la industria tecnológica, que en algunos casos se deriva de problemas genuinos como el acoso en línea y las prácticas de mercado manipuladoras, está siendo explotado para someter la libertad de expresión y obtener un mayor acceso a los datos privados.
La libertad de expresión en línea está sometida a una presión sin precedentes. Los gobiernos han detenido a los usuarios por sus discursos políticos, sociales o religiosos no violentos como nunca antes. Las autoridades suspendieron el acceso a Internet en al menos 20 países, y 21 estados bloquearon el acceso a las plataformas de medios sociales. Las autoridades de al menos 45 países son sospechosas de obtener sofisticados programas espía o tecnología de extracción de datos de proveedores privados.
China se sitúa como el peor entorno para la libertad de Internet por séptimo año consecutivo. Las autoridades chinas impusieron penas de prisión draconianas para la disidencia en línea, la información independiente y las comunicaciones cotidianas. La pandemia del COVID-19 sigue siendo uno de los temas más censurados. Las autoridades también tomaron medidas enérgicas contra los gigantes tecnológicos del país, citando sus abusos relacionados con la competencia y la protección de datos, aunque la campaña concentró aún más el poder en manos del Estado autoritario.
La puntuación de Estados Unidos descendió por quinto año consecutivo. La información falsa, engañosa y manipulada siguió proliferando en Internet, afectando incluso a la aceptación pública de los resultados de las elecciones presidenciales de 2020. La nueva administración adoptó medidas prometedoras para reforzar la protección de los usuarios de Internet.
La intervención del Estado debe proteger los derechos humanos en línea y preservar una Internet abierta. El poder emancipador de Internet depende de su naturaleza igualitaria. Para contrarrestar el autoritarismo digital, las democracias deben garantizar que las regulaciones permitan a los usuarios expresarse libremente, compartir información a través de las fronteras y exigir responsabilidades a los poderosos.