
«Federal Cuts, Immigration Raids and a Slowing Economy Hit Rural Libraries” — The New York Times, 10 de noviembre de 2025 https://www.nytimes.com/2025/11/10/us/politics/rural-libraries.html
Al igual que muchos pueblos pequeños rurales, Tieton, Washington, se enfrenta a una confluencia de circunstancias que han hecho insostenible mantener su biblioteca de una sola sala, un “símbolo cívico” para el pueblo.
las bibliotecas rurales estadounidenses enfrentan una presión sin precedentes debido a una combinación de factores económicos, sociales y políticos. Los recortes en la financiación federal y estatal han obligado a muchas bibliotecas a reducir personal, limitar horarios de apertura y recortar programas educativos y culturales, afectando especialmente a comunidades pequeñas donde estas instituciones son uno de los pocos espacios de acceso a información y tecnología.
En marzo, el presidente Trump emitió una orden ejecutiva para desmantelar el Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas (IMLS, por sus siglas en inglés), que había proporcionado alrededor de 270 millones de dólares al año a bibliotecas públicas y académicas para financiar servicios como programas de lectura de verano, acceso a internet de alta velocidad, préstamos entre bibliotecas, capacitación del personal y acceso a bases de datos nacionales.
Actualmente, continúa una batalla judicial sobre esa orden, con una medida cautelar temporal que mantiene operativa a la agencia. Sin embargo, los gobiernos estatales y locales, ya preocupados por la incertidumbre que generan los recortes inminentes, enfrentan además el aumento de los costos de personal, una economía en desaceleración y una nueva ley que reduciría Medicaid y la asistencia alimentaria. Debido a esto, estas administraciones podrían no ser capaces de compensar la reducción o eliminación de fondos federales.
Las comunidades ya están sintiendo los efectos: algunas bibliotecas rurales en Florida y Mississippi han congelado sus programas de préstamo interbibliotecario, lo que limita considerablemente el acceso de los residentes de zonas más alejadas a materiales diversos. Las bibliotecas estatales de Maine, Indiana, Connecticut y Washington han despedido personal o advertido sobre próximos recortes; dado que los bibliotecarios estatales suelen proporcionar la mayor parte de la formación y asistencia tecnológica a sus colegas de ciudades pequeñas, los recortes a nivel estatal pueden traducirse en servicios reducidos o simplificados en bibliotecas municipales y del condado.
Ante múltiples desafíos, el distrito bibliotecario de Yakima (Washington) comenzó a advertir a los residentes a finales del año pasado que las cuatro ciudades que aún pagaban una tarifa fija anual al distrito tendrían que pagar más por sus bibliotecas o perder el servicio. La reacción pública logró cambios en varias localidades, incluida Naches, con una población de 1.090 habitantes, donde los usuarios frecuentes de la biblioteca persuadieron a la junta del distrito para que aumentara la tarifa de manera gradual durante tres años. La Coalición Amigos de la Biblioteca de Naches está ahora considerando constituirse como organización sin fines de lucro para recaudar fondos destinados a una sucursal más grande que podría incluir servicios como salas de conferencias e incluso una cafetería.
Además, la inmigración y las redadas migratorias han generado un clima de miedo que disuade a las familias inmigrantes de utilizar estos espacios, lo que limita su función de centro comunitario inclusivo. Las bibliotecas rurales también se ven afectadas por la desaceleración económica: el éxodo de jóvenes hacia ciudades en busca de empleo reduce la población usuaria y, al mismo tiempo, incrementa la dependencia de quienes permanecen, especialmente personas mayores y familias con pocos recursos.
El artículo destaca que, a pesar de estos desafíos, muchas bibliotecas están innovando para mantenerse relevantes, ofreciendo servicios de conexión a internet, programas de alfabetización digital, talleres educativos y apoyo social. Sin embargo, advierte que sin un aumento de fondos y un enfoque político que reconozca su importancia, estas instituciones corren el riesgo de desaparecer, lo que dejaría a muchas comunidades rurales sin acceso a información crítica y a espacios de encuentro comunitario.


