
Susman Karp, Liz. “How Libraries Are Creating Community Through Food.” Civil Eats, August 27, 2025. https://civileats.com/2025/08/27/how-libraries-are-creating-community-through-food/
Las bibliotecas, que suelen ser espacios de unión, ofrecen cada vez más clases públicas sobre conocimientos nutricionales, seguridad alimentaria y cómo preparar una buena comida.
las bibliotecas públicas en Estados Unidos están transformándose en centros comunitarios que usan la comida como vehículo de inclusión, educación y bienestar. En lugar de limitarse a prestar libros, ahora muchas ofrecen clases de cocina, programas de alfabetización nutricional, distribución de alimentos, préstamo de utensilios de cocina y espacios para el cultivo comunitario.
Un ejemplo destacado es el Free Library of Philadelphia y su Culinary Literacy Center, que en 2014 sentó un precedente: cuenta con cocina profesional, aulas y equipos móviles (“Charlie Carts”) que permiten replicar actividades en distintas sucursales. Ofrece más de 30 programas mensuales para adultos y niños, desde clases de cocina con chefs locales hasta talleres de nutrición o alfabetización en inglés para personas refugiadas
Durante los últimos cinco años, Michelle Coleman ha asistido a clases de cocina y educación culinaria en una luminosa cocina didáctica de su biblioteca local en Boston. La cocina, diseñada para clases prácticas de cocina y demostraciones, cuenta con cuatro fogones de gas y una encimera de más de cinco metros de largo, y se incluyó en el rediseño del edificio en 2020 en respuesta a las opiniones de la comunidad.
Otros ejemplos a lo largo del país muestran cómo estas iniciativas se adaptan a las necesidades de cada comunidad. Bibliotecas en zonas rurales o urbanas coordinan proyectos de rescate de alimentos, jardines comunitarios, despensas libres o neveras comunitarias (community fridges), con el fin de hacer accesible la comida saludable sin costo y sin requisitos de identificación.
Estas acciones buscan responder a fenómenos como la inseguridad alimentaria, el desperdicio, el aislamiento social o la pérdida de visitas presenciales a bibliotecas. De hecho, entre 2019 y 2022, las visitas regulares a bibliotecas en EE. UU. bajaron un 46.5 %, según datos de la Institute of Museum and Library Services (IMLS), lo que ha motivado a muchas bibliotecas a reinventar su rol.
Finalmente, el artículo advierte sobre los riesgos derivados de recortes al presupuesto federal: programas vinculados con ayudas alimentarias, educación nutricional o fondos para bibliotecas podrían verse afectados. Esto pone en peligro la continuidad de muchas de estas iniciativas, especialmente en comunidades vulnerables que dependen de ellas.



/arc-anglerfish-arc2-prod-pmn.s3.amazonaws.com/public/DL6IGTE5PZCLBDILPSDK7AF2RE.jpg)





