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En las elecciones de Georgia a Nueva York, los deepfakes hechos con IA están dirigiendo el discurso político y la percepción de los votantes.

Hurt, Davina, y Ann Skeet. “AI fuels a new wave of political lies.” Salon, 29 noviembre 2025.

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La inteligencia artificial está siendo usada para generar “deepfakes” y contenido político engañoso que distorsiona la realidad en campañas electorales recientes en Estados Unidos. Un ejemplo citado es un anuncio en la carrera al Senado por Georgia en el que la campaña del candidato republicano Mike Collins difundió un vídeo en el que aparecía el senador demócrata Jon Ossoff supuestamente diciendo que no le importaban los granjeros porque “solo había visto una granja en Instagram” — una frase que Ossoff nunca pronunció.

El texto señala que, aunque la sátira política siempre ha existido (por ejemplo en caricaturas), la IA borra la frontera entre ficción y realidad de una forma sin precedentes: las falsedades generadas por IA pueden parecer auténticas, con imagen y voz convincente, lo que las hace aún más peligrosas cuando son usadas por los propios actores políticos.

Además, el artículo advierte que este tipo de contenido —cuando se difunde desde cuentas oficiales o con aspecto institucional— degrada el debate democrático, al transformar opiniones o propaganda en “evidencia visual” aparentemente real. Bajo esa lógica, la IA no solo ayuda a mentir, sino a construir una “realidad alternativa” destinada a manipular percepciones colectivas, socavando la confianza pública en los procesos políticos.

Finalmente, los autores exhortan a la necesidad de marcos regulatorios y éticos claros que exijan transparencia en el uso de IA en campañas políticas, de modo que la manipulación mediática deje de ser una estrategia con potencial de dañar la democracia

Estrategia de Estados Unidos frente al avance global de la inteligencia artificial (IA)

The Median. “Action or Overthinking? The U.S. Plans Ahead for AI.dc: The Median (Substack), julio 2025. Consultado el 30 de julio de 2025. https://dcthemedian.substack.com/p/action-or-overthinking-the-us-plans.

El artículo examina la estrategia de Estados Unidos frente al avance global de la inteligencia artificial (IA), especialmente ante la presión de mantenerse competitivo frente a potencias como China. Desde la perspectiva del autor, el gobierno estadounidense se enfrenta a una disyuntiva entre actuar con rapidez o caer en la trampa del exceso de análisis y planificación. La pregunta de fondo es si EE. UU. está liderando el futuro de la IA o simplemente intentando alcanzarlo con marcos de política pública que podrían volverse obsoletos antes de ser implementados.

Uno de los principales enfoques del texto es la necesidad de que las políticas públicas no solo reaccionen, sino que se anticipen a las transformaciones radicales que está generando la IA. El artículo destaca los intentos de la administración estadounidense por establecer regulaciones, guías éticas y marcos normativos. No obstante, el autor plantea que estas medidas, aunque bien intencionadas, pueden llegar tarde o ser demasiado genéricas si no se basan en un conocimiento técnico profundo y en una colaboración efectiva entre gobierno, academia e industria.

El texto también subraya el contraste entre diferentes modelos de gobernanza de la IA: mientras Estados Unidos apuesta por una regulación flexible, Europa prioriza el control normativo y la protección de derechos, y China sigue una vía centrada en el uso estratégico estatal. Esta comparación revela que la velocidad y la dirección de la política tecnológica pueden marcar diferencias significativas en la posición global de cada país.

Finalmente, el autor concluye que Estados Unidos debe asumir un enfoque más dinámico, con marcos normativos adaptables que no obstaculicen la innovación, pero que tampoco ignoren los riesgos sociales, éticos y económicos asociados al avance de la inteligencia artificial. Es necesario actuar con visión de futuro, pero sin caer en la parálisis por análisis.

GAIIN: una plataforma global para navegar las políticas de Inteligencia Artificial

GAIIN (Global AI Initiatives Navigator)

https://oecd.ai/en/dashboards/overview

Se presenta GAIIN una nueva herramienta desarrollada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dentro de la plataforma OECD.AI. GAIIN tiene como objetivo facilitar el seguimiento y la presentación de información sobre políticas de inteligencia artificial a nivel mundial, brindando mayor claridad, cobertura y utilidad para diferentes actores, desde gobiernos hasta investigadores y público general.

La plataforma ofrece una vista global de iniciativas, abarcando desde marcos regulatorios hasta proyectos enfocados en áreas específicas como riesgos y ética, privacidad, salud, impacto laboral y sostenibilidad. Así, GAIIN contribuye a identificar tendencias emergentes y lagunas en las políticas de inteligencia artificial. La herramienta no solo centraliza políticas existentes, sino que también permite la colaboración directa para enriquecer la base de datos, promoviendo una comunidad activa.

Uno de los principales aportes de GAIIN es que cada país cuenta con su propia página, en la que se presentan sus estrategias nacionales de inteligencia artificial, políticas específicas, programas regulatorios, marcos éticos y demás iniciativas relevantes. Esto permite comparar enfoques, detectar tendencias globales y reconocer buenas prácticas que pueden ser replicadas o adaptadas en otros contextos. Por países

Además, GAIIN incluye las iniciativas impulsadas por organizaciones internacionales, tales como la Unión Europea, la ONU, la OCDE misma o el GPAI (Global Partnership on AI). Estas páginas dedicadas permiten comprender cómo se articulan las políticas nacionales con los esfuerzos multilaterales y cuáles son los foros clave donde se están negociando marcos comunes.

Para facilitar la navegación, la plataforma también ofrece la posibilidad de explorar todas las iniciativas y políticas en conjunto, sin importar su origen geográfico o institucional. Esta visión panorámica es útil para investigadores, responsables de políticas públicas, organizaciones de la sociedad civil y empresas interesadas en mantenerse al día con la evolución normativa y estratégica de la IA a nivel global.

Además, GAIIN se enmarca en el ecosistema de OECD.AI, que abarca una gran variedad de recursos: políticas, datos, investigaciones, herramientas de riesgo, indicadores de IA responsable, casos de uso y capacidades técnicas. Esto posiciona a GAIIN no como un recurso aislado, sino como una pieza clave de un conjunto más amplio de herramientas e iniciativas orientadas a fomentar una IA centrada en el ser humano y segura.

También se destaca el compromiso de la OCDE con la gobernanza de la inteligencia artificial. MEDIANTE GAIIN, la organización fortalece sus estándares, alineados con los Principios de la OCDE sobre IA y los esfuerzos coordinados dentro del marco del GPAI (Asociación Global de IA).

La administración Trump cancela contratos de suscripción con Springer Nature por valor de millones de dólares

Inside Higher Ed. «Trump Admin Cuts NIH’s Springer Nature Subscriptions.» Inside Higher Ed, 27 de junio de 2025. https://www.insidehighered.com/news/quick-takes/2025/06/27/trump-admin-cuts-nihs-springer-nature-subscriptions.

La administración Trump ha cancelado contratos por millones de dólares con Springer Nature, una gigante editorial científica de propiedad alemana que durante mucho tiempo recibió pagos por suscripciones de los Institutos Nacionales de Salud y otras agencias.

La administración Trump ha decidido cancelar millones de dólares en contratos de suscripción con Springer Nature, una importante editorial científica alemana que provee contenido para agencias como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Esta medida se produjo tras cuestionamientos del Departamento de Justicia sobre las prácticas editoriales de Springer, acusándola de adoptar posiciones partidistas en debates científicos y de promover ciertos puntos de vista de manera indebida.

A principios de este año, el Departamento de Justicia envió una carta a una publicación de Springer cuestionando sus prácticas editoriales. La carta también planteaba preguntas sobre los supuestos vínculos de Springer con China, financiación del Partido Comunista Chino (PCCh) y reclamaciones relacionadas con la censura.

Al menos otra revista científica, Chest, también recibió una carta sobre la toma de partido en debates científicos, como informó The Washington Post en abril.

Springer Nature tiene más de 3.000 revistas y publicaciones, y su portafolio incluye Nature y Scientific American. El contenido editorial abarca desde noticias científicas y médicas hasta artículos de investigación revisados por pares escritos por científicos.

La empresa salió a bolsa en octubre de 2024, y esta controversia refleja las tensiones actuales entre la administración estadounidense y ciertas entidades científicas internacionales.

Los ataques de gobierno de EE.UU. a la ciencia y la investigación son «un gran regalo para China» en materia de inteligencia artificial

Hern, Alex. «US Attacks on Science and Research ‘a Great Gift to China’ on Artificial Intelligence, Former OpenAI Board Member Says.» The Guardian, June 9, 2025. https://www.theguardian.com/technology/2025/jun/09/us-attacks-on-science-and-research-a-great-gift-to-china-on-artificial-intelligence-former-openai-board-member-says.

Helen Toner, exmiembro del consejo de administración de OpenAI y actual directora de estrategia del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente (CSET) de la Universidad de Georgetown, ha advertido que las actuales políticas de Estados Unidos en relación con la ciencia, la investigación y el talento extranjero están debilitando seriamente su liderazgo global en inteligencia artificial.

En una entrevista con The Guardian, Toner afirmó que los ataques políticos a la comunidad científica, junto con las restricciones a la entrada de estudiantes e investigadores internacionales, representan un “gran regalo para China”, que sigue avanzando en su propia carrera tecnológica.

Toner sostiene que gran parte del talento en investigación en Estados Unidos proviene del extranjero, especialmente de países como China. Las medidas restrictivas del gobierno estadounidense —como el endurecimiento de visados, los controles de exportación de chips avanzados y los recortes a la financiación pública— podrían provocar una fuga de cerebros y una desventaja competitiva en áreas estratégicas. Mientras tanto, China continúa desarrollando tecnologías punteras, como los modelos de lenguaje de gran escala, a pesar de los esfuerzos estadounidenses por frenarla mediante sanciones.

La exconsejera de OpenAI también se refirió a los efectos sociales de la inteligencia artificial, advirtiendo sobre un riesgo gradual de «desempoderamiento» colectivo. Según Toner, podríamos estar delegando funciones cada vez más críticas —en el gobierno, en las empresas y en la vida diaria— a sistemas algorítmicos, sin mecanismos adecuados de supervisión o responsabilidad. Aunque todavía hay incertidumbre sobre los plazos, los expertos coinciden en que muchas tareas profesionales, especialmente las realizadas por empleados jóvenes o en formación, ya están siendo desplazadas por herramientas de IA.

Sin embargo, Toner no niega el enorme potencial positivo de estas tecnologías. Mencionó, por ejemplo, los avances en medicina, donde la IA podría acelerar el descubrimiento de medicamentos, o en el transporte, con vehículos autónomos como los desarrollados por Waymo, que podrían reducir significativamente las muertes por accidentes de tráfico. El desafío, según ella, es garantizar un desarrollo ético y responsable, que combine innovación con regulaciones efectivas.

La figura de Helen Toner ha cobrado notoriedad en el ámbito tecnológico y mediático tras su papel clave en la crisis institucional de OpenAI en 2023, cuando el entonces CEO Sam Altman fue destituido y luego reincorporado. Su participación en este episodio ha despertado tanto el interés periodístico como cinematográfico: el director Luca Guadagnino está preparando una película sobre estos acontecimientos, en la que una actriz reconocida interpretará a Toner. En 2024, la revista Time la incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo en el campo de la inteligencia artificial.

La clasificación como colonización: cómo las bibliotecas perpetúan el poder a través de la clasificación

Olson, Mike. 2025. “Classification as Colonization: The Hidden Politics of Library Catalogs.” The Scholarly Kitchen, March 25, 2025. https://scholarlykitchen.sspnet.org/2025/03/25/guest-post-classification-as-colonization-the-hidden-politics-of-library-catalogs/

Se expone de manera crítica cómo los sistemas de clasificación bibliotecaria, lejos de ser neutros o puramente técnicos, han sido y continúan siendo herramientas de poder con implicaciones políticas y sociales profundas.

Olson comienza refiriéndose a la orden ejecutiva del presidente Trump del 20 de enero de 2025, que impone cambios de nombre geográfico significativos (como “Mount McKinley” en lugar de “Mount Denali” y “Gulf of America” en vez de “Gulf of Mexico”), para ilustrar cómo el lenguaje en los catálogos puede ser utilizado como instrumento de control ideológico y simbólico. Esta intervención política explicita lo que siempre ha sido una realidad encubierta: que nombrar y clasificar es también decidir qué visiones del mundo se legitiman.

El autor analiza cómo el lenguaje en la catalogación ha sido históricamente una forma de imponer perspectivas dominantes, enmascarando decisiones sesgadas bajo una apariencia de objetividad técnica. Cita ejemplos como el uso prolongado del término “Illegal aliens” en la Library of Congress, que solo se reemplazó tras décadas de presión y denuncia por parte de bibliotecarios críticos como Sanford Berman, quien ya en 1971 denunciaba la carga racista, sexista y xenófoba de muchos encabezamientos. Para Olson, estas decisiones no son meras omisiones técnicas, sino actos deliberados de poder que estructuran el acceso al conocimiento y refuerzan desigualdades.

La crítica también se extiende a sistemas históricos como la Clasificación Decimal Dewey, que continúa vigente en bibliotecas de todo el mundo y cuya estructura original reflejaba abiertamente las ideas misóginas y racistas de su creador, Melvil Dewey. Temas como la salud femenina aparecen subordinados dentro de categorías menores, mientras que las voces de culturas no occidentales son relegadas a secciones marginales como “folclore”. Según Olson, estas jerarquías no son fallos del sistema, sino su esencia misma: reflejan un orden epistemológico centrado en el hombre blanco cristiano como norma universal.

Otro blanco de crítica es el sistema de encabezamientos de materia de la Biblioteca del Congreso (LCSH), ampliamente utilizado a nivel internacional. Olson denuncia cómo este sistema sigue utilizando terminología desfasada o directamente ofensiva, como “Sexual minorities” para referirse a personas LGBTQ+ o el aún vigente “Indians of North America”. Investigaciones como las de Rachel K. Fischer demuestran que el vocabulario oficial apenas refleja el 25 % de los términos identitarios empleados por comunidades LGBTQ+, según el vocabulario especializado Homosaurus. Esta desconexión entre los sistemas de catalogación y las formas reales en que las comunidades se nombran a sí mismas constituye, para Olson, una forma de injusticia epistémica, tal como la define la filósofa Miranda Fricker: una violencia que margina a los sujetos como productores y transmisores legítimos de conocimiento.

El catálogo, plantea Olson, se ha convertido en un sistema fracturado que oscila entre su función de organizar el saber bajo normas estandarizadas —que perpetúan sesgos históricos— y su aspiración de ser un espacio democrático de acceso equitativo al conocimiento. La reciente ola de mandatos políticos que imponen terminología nacionalista o censuran referencias a derechos reproductivos, diversidad o cambio climático, no introduce la política en la catalogación, sino que hace visible la política que siempre estuvo allí. Sin embargo, también abre la puerta a formas de resistencia creativa, como la “bibliographic drag”, en la que los catalogadores pueden subvertir el lenguaje impuesto introduciendo encabezamientos complementarios que expongan el carácter ideológico de ciertos términos.

Olson propone repensar profundamente la autoridad en catalogación. Frente a sistemas jerárquicos y centralizados que buscan imponer significados únicos, el autor aboga por modelos abiertos y colaborativos que permitan múltiples interpretaciones. Herramientas como la clasificación facetada, los modelos de datos enlazados o los sistemas de etiquetado comunitario ofrecen vías para representar la diversidad de lenguajes y experiencias, sin sacrificar el orden ni la accesibilidad. Ejemplos como la biblioteca Xwi7xwa en la Universidad de Columbia Británica —que utiliza un sistema adaptado a perspectivas indígenas— o el vocabulario Homosaurus —creado por y para comunidades LGBTQ+— muestran que otra catalogación es posible, una que no impone sino que dialoga con los saberes comunitarios.

En definitiva, si los catálogos dejan de nombrar ciertos conceptos o los sustituyen por eufemismos ideológicos, estamos frente a una forma sutil pero poderosa de control del pensamiento. En lugar de resignarse a ello, el autor invita a los profesionales de la información a repensar la infraestructura intelectual de las bibliotecas como espacios críticos, participativos y abiertos a la pluralidad de voces. Solo así se podrá superar la lógica de la colonización del saber y construir sistemas de clasificación realmente democráticos y representativos.

Trump cancela la suscripción a más de 400 revistas de la Biblioteca Nacional de Agricultura (NAL) para reducir el gasto público

Brainard, Jeffrey. «DOGE Order Leads to Journal Cancellations by U.S. Agricultural LibraryScience, 17 de marzo de 2025. https://www.science.org/content/article/doge-order-leads-journal-cancellations-u-s-agricultural-library

El USDA ha cancelado casi 400 suscripciones a revistas científicas de su Biblioteca Nacional de Agricultura como parte de recortes presupuestarios impulsados por la administración de Trump. La medida afecta principalmente a editoriales universitarias y sin fines de lucro, mientras que grandes editoriales comerciales como Elsevier no han sido incluidas entre las revistas canceladas. Los investigadores advierten que esta decisión perjudica la investigación agrícola y compromete la seguridad alimentaria.

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) ha cancelado la suscripción a casi 400 revistas científicas de la Biblioteca Nacional de Agricultura (NAL) como parte de un esfuerzo por reducir el gasto público bajo la administración de Donald Trump. Esta decisión ha generado una fuerte reacción entre la comunidad científica, ya que afecta a numerosas publicaciones fundamentales en diversas subdisciplinas de la agricultura, aunque curiosamente no incluye ninguna de las tres principales editoriales científicas con fines de lucro: Elsevier, Springer Nature y Wiley.

La medida ha sido criticada por investigadores del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) del USDA, quienes argumentan que sin acceso a estas publicaciones, su capacidad para hacer ciencia se verá gravemente comprometida. Uno de ellos, que prefirió el anonimato, comparó la situación con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría. La NAL, una de las cinco bibliotecas nacionales de EE.UU., provee acceso a artículos de pago tanto a los científicos del USDA como a investigadores de otras instituciones que no pueden costear las suscripciones.

Los recortes fueron supervisados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental, dirigido por Elon Musk, y afectaron a todas las revistas de 17 editoriales, en su mayoría universidades y sociedades científicas sin fines de lucro, como Cambridge University Press, Oxford University Press, la Sociedad Americana de Fitopatología, la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. (que publica PNAS) y la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), que publica Science. Muchas de las revistas afectadas tienen un alto impacto en sus campos, como Food & Function de la Royal Society of Chemistry y el Journal of Integrated Pest Management de Oxford.

En contraste, las grandes editoriales comerciales como Elsevier, Springer Nature y Wiley, que representaban más de la mitad de las suscripciones de la NAL antes de los recortes, no se vieron afectadas. Esto ha generado preocupación, ya que los estudios indican que las editoriales científicas sin fines de lucro suelen cobrar menos por suscripciones que estas grandes empresas comerciales.

Según un comunicado oficial del USDA, la decisión se tomó en base al uso de las revistas, eliminando aquellas con «mínimo uso» para mejorar la eficiencia del gobierno. Sin embargo, la agencia solo concedió unas pocas horas para que los investigadores justificaran la reinstauración de alguna de las revistas, lo que muchos consideraron un proceso apresurado e impracticable.

Chris Stelzig, director ejecutivo de la Sociedad Entomológica de América, criticó la medida al señalar que las publicaciones revisadas por pares son «los pilares de la ciencia» y que quitarles el acceso a los científicos del USDA debilita el trabajo fundamental que hacen para proteger el suministro de alimentos en EE.UU.

Aunque algunas universidades han tomado decisiones similares debido a restricciones presupuestarias, estas suelen basarse en consultas detalladas con el personal académico y en datos sobre el uso de los recursos, algo que aparentemente no ocurrió en el caso del USDA.

Los despidos masivos de investigadores diezman las agencias científicas estadounidenses

Travis, John, Katie Langin, Jocelyn Kaiser, y Meredith Wadman. «Mass Firings Decimate U.S. Science Agencies.» Science, 18 de febrero de 2025. https://www.science.org/content/article/mass-firings-decimate-u-s-science-agencies

La ola de despidos masivos de científicos federales en Estados Unidos, desencadenada el 13 de febrero de 2025 bajo la administración de Donald Trump, ha generado un gran revuelo, tanto a nivel personal como profesional, entre los afectados. Los despidos no solo han impactado a científicos de carrera temprana, sino también a veteranos con experiencia que habían sido recientemente promovidos.

En total, las agencias científicas federales, como los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y la Fundación Nacional de Ciencia (NSF), han sufrido una reducción drástica de personal.

La justificación de la administración se centra en la necesidad de aumentar la eficiencia del gobierno federal. Según los defensores de la medida, los despidos se basan en una evaluación de desempeño y apuntan a empleados que no han demostrado ser esenciales. Sin embargo, muchos de los despidos afectan a científicos altamente capacitados que habían sido reclutados con el propósito de mejorar la investigación en áreas críticas como la salud pública, la agricultura y la tecnología nuclear.

Por ejemplo, la situación en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) refleja el caos generado por la ejecución de estos despidos. Inicialmente, se planeaba despedir a más de 1.500 empleados, pero después de una serie de controversias y protestas internas, el número de despidos se redujo a menos de 1.200, al calificar a algunos de esos trabajadores como «esenciales». En el CDC, se había previsto el despido de alrededor de 1.300 empleados, pero también se redujo el número a aproximadamente 750. Sin embargo, a pesar de estas modificaciones, los recortes siguen siendo significativos y están afectando a equipos clave dentro de la salud pública y la vigilancia epidemiológica.

Los despidos no solo han generado tensión dentro de las agencias gubernamentales, sino que también han suscitado un debate más amplio sobre el valor y el futuro de la ciencia y la investigación pública en EE. UU. Shirley Tilghman, bióloga molecular y expresidenta de la Universidad de Princeton, calificó estos recortes como una «tragedia nacional», subrayando que se están tomando decisiones que no comprenden el verdadero valor de la investigación científica y su impacto en la sociedad.

El impacto personal también ha sido devastador. Los científicos despedidos han expresado su ansiedad y preocupación por el futuro. Muchos se encuentran luchando con la incertidumbre financiera, con hipotecas, pagos de automóviles y otros gastos que deben cubrir mientras buscan nuevas oportunidades en un mercado saturado de científicos recién despedidos. Algunos han señalado que la forma abrupta y desorganizada en que se implementaron los despidos impidió que pudieran hacer la transición de manera ordenada, con la pérdida de acceso a sus datos y proyectos de investigación en curso.

Un aspecto particularmente problemático de los despidos es la manera en que se gestionaron, con cartas de despido que alegaban «bajo desempeño», aunque muchos de los científicos despedidos nunca tuvieron una evaluación formal de su rendimiento. Además, se ha señalado que los empleados en periodo de prueba, que tienen menos protección laboral, fueron los más afectados. Sin embargo, varios expertos en derecho laboral, como Risa Lieberwitz, de la Universidad de Cornell, han argumentado que estos despidos contravienen las regulaciones federales, ya que la intención del periodo de prueba es evaluar el rendimiento de los empleados antes de otorgarles una posición permanente, no despedirlos arbitrariamente.

El caos no se limitó a los despidos. En muchos casos, empleados esenciales en campos clave, como la investigación de enfermedades infecciosas o la investigación agrícola, fueron incluidos en las listas de despidos y luego eliminados en el último minuto, evitando consecuencias aún más graves. En algunos casos, esto resultó en la paralización temporal de programas vitales, como la investigación sobre la gripe aviar o programas de formación en respuesta a epidemias, que fueron casi interrumpidos debido a la pérdida de personal experimentado.

Mientras tanto, los sindicatos y grupos de defensa de los derechos laborales han comenzado a presentar demandas colectivas en un intento por frenar los despidos. A pesar de los esfuerzos por organizar la resistencia legal, muchos científicos despedidos sienten que la administración no entiende las implicaciones a largo plazo de reducir el personal de agencias de investigación científica. La incertidumbre sobre la validez legal de los despidos persiste, y el Congreso podría intervenir para restaurar parte de los fondos para estas agencias científicas.

La situación también ha puesto en tela de juicio las prioridades del gobierno de Trump con respecto a la ciencia y la tecnología, en un momento crítico en que la investigación científica es fundamental para abordar desafíos globales, como pandemias, crisis de salud pública y cambio climático. Sudip Parikh, director ejecutivo de la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), indicó que estos despidos no son parte de un plan estratégico, sino más bien un esfuerzo desordenado e improvisado que carece de visión a largo plazo sobre las necesidades de la ciencia.

En conclusión, mientras que la administración Trump defiende estos recortes como un intento de hacer más eficiente al gobierno, muchos científicos y expertos aseguran que estos despidos masivos no solo perjudicarán el progreso científico de EE. UU., sino que también contribuirán a la pérdida de talento en un campo que requiere experiencia, dedicación y estabilidad para enfrentar los grandes retos del futuro.

Donald Trump despide a la Archivera General de Estados Unidos responsable de la preservación y acceso a los documentos gubernamentales.

CBS News. «Trump Fires Archivist of the United States Colleen Shogan.» CBS News, February 7, 2025. https://www.cbsnews.com/news/trump-fires-archivist-of-the-united-states-colleen-shogan/

El presidente Donald Trump ha despedido a Colleen J. Shogan, Archivero de los Estados Unidos, quien dirigía la Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA) y era responsable de la preservación y acceso a los documentos gubernamentales.

El presidente Donald Trump ha destituido a Colleen J. Shogan como Archivera de los Estados Unidos, el cargo encargado de la Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA), organismo responsable de la preservación y acceso a documentos gubernamentales. La decisión fue anunciada el viernes por Sergio Gor, director de la Oficina de Personal Presidencial, a través de la red social X

La destitución de Shogan no fue inesperada. Trump había adelantado a inicios de enero, en una entrevista con el presentador de radio Hugh Hewitt, su intención de nombrar a un nuevo archivero. Sin embargo, hasta el día anterior a su despido, un alto funcionario de la NARA declaró a CBS News que no había indicios de cambios en el cargo y que la archivera «esperaba continuar su relación de trabajo con el presidente y la primera dama.»

Aunque el puesto de Archivero de los Estados Unidos suele ser apolítico, NARA se convirtió en una pieza clave en las investigaciones sobre el manejo inadecuado de documentos clasificados por parte de Trump.

Al dejar la Casa Blanca en enero de 2021, el expresidente se llevó decenas de cajas con documentos oficiales a su residencia en Florida, incluyendo cerca de 340 documentos con marcas de clasificación confidencial, secreta y ultrasecreta. Como resultado, fue investigado por el Departamento de Justicia y acusado de 40 delitos graves, incluyendo obstrucción de la justicia y retención indebida de información de seguridad nacional.

Sin embargo, tras su victoria en las elecciones de noviembre de 2024, el fiscal especial Jack Smith retiró todos los cargos contra Trump, siguiendo la política del Departamento de Justicia que impide procesar a un presidente en funciones.

Por el momento, no se ha anunciado quién asumirá el cargo de Archivero de los Estados Unidos. Según la normativa vigente, si no hay una designación inmediata, el subarchivero Jay Bosanko, un funcionario de carrera, asumiría interinamente la dirección de NARA.

El despido de Shogan ha generado inquietud en el ámbito archivístico y legal. Jason R. Baron, exdirector de litigios de los Archivos Nacionales, expresó su preocupación y recordó que la ley federal exige que el Archivero sea designado por su experiencia profesional y sin influencias políticas. Además, el estatuto señala que el presidente debe notificar al Congreso sobre las razones del despido, algo que hasta el momento no ha ocurrido.

La salida de Shogan podría marcar un nuevo capítulo en la relación de Trump con NARA, una agencia clave para la transparencia gubernamental y el acceso a documentos históricos. El próximo nombramiento del Archivero de los Estados Unidos podría indicar cómo la nueva administración Trump manejará los registros presidenciales y gubernamentales en los próximos años.

Elon Musk y la Guerra de la Información: tácticas de manipulación en Twitter

+Duran, Gil, y George Lakoff. Algorithm Warfare: How Elon Musk Uses Twitter to Control Brains. The Frame Lab.https://www.theframelab.org/algorithm-warfare-how-elon-musk-uses/

El artículo analiza cómo Elon Musk utiliza Twitter de manera estratégica para controlar la narrativa y manipular la opinión pública, aplicando tácticas similares a las de Donald Trump en la guerra de la información. Se destacan cuatro tácticas clave que Musk emplea:

  1. Enmarcado preventivo: Musk utiliza Twitter para enmarcar los temas a su favor antes de que lo hagan otros. Un ejemplo es el caso de los «Twitter Files», que presentó como un escándalo de censura del gobierno a favor de Joe Biden, aunque en realidad no tenía pruebas de tal acto. Este enmarcado, aunque infundado, crea la narrativa de que los medios de comunicación ocultan una gran verdad, mientras él desacredita a los medios tradicionales.
  2. Desviación: Musk distrae la atención de temas importantes para centrarla en información falsa o engañosa. Un caso fue cuando desvió la atención de un artículo negativo de The Wall Street Journal sobre su empresa, The Boring Company, atacando a Apple con acusaciones falsas sobre su publicidad y su relación con Twitter.
  3. Desviación de ataques: Musk utiliza Twitter para desviar los ataques hacia él, redirigiendo la conversación hacia sus críticos, políticos demócratas o progresistas. Un ejemplo reciente fue cuando insinuó que sus predecesores en Twitter podrían haber facilitado actividades ilegales, mientras él mismo había debilitado el equipo encargado de la seguridad infantil.
  4. Globo sonda: Musk utiliza su cuenta para lanzar ideas y probar la respuesta pública. Algunas propuestas, como la reintegración de Trump en Twitter, se concretan, mientras que otras parecen ser provocaciones para generar controversia, como su sugerencia de convertir la sede de Twitter en un refugio para personas sin hogar.

Estas tácticas, que combinan desinformación, distracción y manipulación de la narrativa, sirven para proteger la imagen de Musk, desviar la atención de sus fracasos y consolidar su poder en la plataforma.