Cruz Argudo, Francisco; García Varea, Ismael; Martínez Carrascal, Juan A.; Ruiz Martínez, Antonio; Ruiz Martínez, Pedro M.; Sánchez Campos, Alberto; Turró Ribalta, Carlos. La inteligencia artificial generativa en la docencia universitaria: oportunidades, desafíos y recomendaciones. Crue, marzo de 2024. https://www.crue.org/wp-content/uploads/2024/03/Crue-Digitalizacion_IA-Generativa.pdf
El documento analiza el papel de la inteligencia artificial generativa (IAG) en el ámbito de la educación universitaria, identificando las oportunidades que ofrece, los desafíos que impone y proponiendo recomendaciones para su integración responsable. Se define la IAG como una evolución de la IA tradicional que puede generar contenido nuevo (texto, imágenes, vídeos, etc.) a partir de descripciones en lenguaje natural, y se plantea su uso para personalizar el aprendizaje, generar materiales educativos y liberar al profesorado de tareas repetitivas.
Entre las oportunidades, el texto destaca que la IAG permite ampliar el acceso a la educación superior, adaptar el aprendizaje a las necesidades individuales, proporcionar apoyo en tiempo real mediante chatbots o tutorías automáticas, y mejorar la eficiencia docente al automatizar tareas administrativas y de creación de contenido.
Sin embargo, la implementación conlleva múltiples desafíos: la resistencia al cambio del profesorado y del personal administrativo; la necesidad de adaptar metodologías de enseñanza; la revisión de los resultados formativos; la redefinición de evaluación académica; la capacitación técnica; los posibles usos indebidos; los costes de implementación; y la dependencia excesiva de la tecnología.
En el plano ético, se abordan cuestiones de privacidad y protección de datos (incluido el cumplimiento del RGPD), integridad académica y propiedad intelectual, transparencia y sesgos en los algoritmos, desigualdades en el acceso a la tecnología, y el impacto medioambiental del uso intensivo de estos sistemas.
Finalmente, el documento concluye con una serie de recomendaciones: establecer principios éticos comunes entre universidades; definir competencias de IA para estudiantes y profesorado; promover el debate interno institucional; planificar la incorporación gradual de la IAG con atención a costos, equidad y privacidad; fomentar comunidades docentes para compartir buenas prácticas; y monitorear continuamente los efectos del uso de la IAG en la docencia.
El informe Artificial Intelligence and Academic Professions de la American Association of University Professors (AAUP) analiza de manera exhaustiva el impacto potencial de la inteligencia artificial (IA) en la educación superior y en las profesiones académicas.
El documento subraya que la adopción de la IA en entornos universitarios no debe ser meramente instrumental o tecnológica, sino que requiere un enfoque crítico, ético y participativo. Los autores advierten que el uso indiscriminado de la IA podría alterar la naturaleza misma del trabajo académico, afectando tanto la autonomía profesional como la libertad académica.
Uno de los puntos centrales del informe es que la IA puede automatizar numerosas tareas docentes y administrativas, desde la corrección de exámenes hasta la generación de materiales educativos o la asistencia en la investigación. Si bien esto puede aumentar la eficiencia, también existe un riesgo significativo de deshumanización de la educación, pérdida de empleos y precarización laboral. La AAUP enfatiza que las herramientas de IA no deben reemplazar la labor humana, sino complementarla, asegurando que el juicio, la experiencia y la creatividad de los académicos sigan siendo insustituibles en la enseñanza y la investigación.
El informe también aborda la participación activa del profesorado en la implementación de estas tecnologías. La AAUP recomienda que las universidades involucren a docentes y personal académico en la selección, supervisión y evaluación de herramientas de IA, evitando decisiones unilaterales por parte de la administración. Esto se considera clave para proteger la integridad académica, garantizar la transparencia en los procesos y fomentar un uso responsable de los datos estudiantiles y de investigación.
Otro tema destacado es el impacto ético y social de la IA en la educación superior. Los académicos deben cuestionar cómo estas tecnologías pueden reproducir sesgos, afectar la equidad educativa y cambiar la naturaleza de la interacción docente-estudiante. El informe enfatiza la necesidad de políticas institucionales claras que promuevan un enfoque ético, incluyendo la protección de la privacidad, la equidad en el acceso y la transparencia en la toma de decisiones algorítmicas.
Por último, el informe de la AAUP subraya que la IA representa tanto oportunidades como desafíos. Por un lado, puede facilitar la enseñanza personalizada, optimizar procesos administrativos y apoyar la investigación. Por otro, plantea riesgos significativos si se implementa sin supervisión ni participación académica. La recomendación final es que las universidades adopten un enfoque equilibrado, reflexivo y regulado, donde la innovación tecnológica se integre respetando los valores fundamentales de la educación superior y la profesionalidad de los docentes.
Espino, Erika. OBS Report: eLearning 2024 – Emerging Trends and the Impact of Artificial Intelligence in Higher Education, OBS Business School, 29 October 2024.
El uso de IA en e-learning es cada vez más evidente: se emplea en la supervisión de evaluaciones online, servicios bibliotecarios, procesos de admisión y en el análisis del comportamiento estudiantil mediante reconocimiento emocional, predicción de rendimiento y detección temprana de abandono. Por otra parte, la IA generativa está transformando los métodos de evaluación y permitiendo verificar la autenticidad del trabajo de los estudiantes.
Pese al reconocimiento del valor de la IA tanto por estudiantes como por profesores, el estudio detecta una alfabetización digital insuficiente en ambos grupos. Este déficit dificulta el uso efectivo de las plataformas digitales. Además, se observa una disminución en el pensamiento crítico y creativo, lo cual refuerza la necesidad de promover la integridad académica y la autonomía intelectual.
Los estudiantes de educación superior utilizan habitualmente plataformas como Blackboard, Moodle, Canvas y Google Classroom durante su formación online. La mayoría de ellos valora positivamente su primera experiencia en e-learning y lo recomienda. Asimismo, los estudiantes complementan su aprendizaje con herramientas de IA como ChatGPT, traductores y asistentes virtuales, vislumbrando un gran potencial para estas tecnologías en la creación de contenidos educativos.
a gamificación se destaca como una estrategia clave para modernizar el aprendizaje online, incentivando la motivación y la competencia saludable. Se fomenta además la interacción mediante discusiones sincrónicas y asincrónicas, resolución de estudios de caso y evaluación entre pares, todo ello acompañado de espacios colaborativos como documentos compartidos y salas de trabajo grupales, fundamentales para desarrollar habilidades de comunicación y trabajo en equipo. No obstante, uno de los grandes retos persiste en diseñar programas que promuevan una mayor interacción entre estudiantes y docentes, algo que depende tanto del involucramiento del profesorado como de la iniciativa y disciplina de los alumnos.
Un desafío crítico que afecta tanto a estudiantes como a docentes es la protección de la privacidad de los datos y la seguridad de la información, materia en la que aún se está avanzando activamente.
Las principales conclusiones de la encuesta realizada por Inside Higher Ed a estudiantes sobre la IA generativa muestran que, en su opinión, el uso de esta tecnología en constante evolución no ha disminuido el valor de la universidad, pero podría afectar a sus habilidades de pensamiento crítico.
El artículo presenta los principales hallazgos de la encuesta Student Voice 2025–26 realizada por Inside Higher Ed, que se centra en las percepciones de los estudiantes universitarios sobre la inteligencia artificial generativa. La encuesta fue parte de la serie Student Voice 2025–26 y se realizó en julio de 2025. Participaron 1 047 estudiantes de 166 instituciones de educación superior (tanto públicas como privadas, de dos y cuatro años).
Un alto porcentaje, aproximadamente el 85 %, informó haber utilizado inteligencia artificial generativa en cursos durante el último año. Las actividades más comunes incluyen: lluvia de ideas (55 %), preguntas tipo tutor (50 %) y preparación para exámenes o test (46 %). Le siguen funciones como edición de trabajos y generación de resúmenes.
En contraste, solo el 25 % admite usar IA para completar tareas completas, y apenas el 19 % para redactar ensayos enteros. Quienes emplearon IA para escribir ensayos son un tanto más propensos a reportar un impacto negativo en su pensamiento crítico (12 %) en comparación con quienes la utilizaron solo para estudiar (6 %)
El principal motor del uso indebido de IA (desde la perspectiva de los estudiantes) es la presión por obtener buenas calificaciones (37 %), seguido por la falta de tiempo (27 %) y el desinterés por las políticas de integridad académica (26 %). Solo un ínfimo 6 % atribuye este comportamiento a políticas poco claras.
Aun así, el 97 % opina que las instituciones deberían actuar frente a los retos que plantea la IA, pero prefieren soluciones educativas (como formación sobre ética en el uso de IA – 53 %) por encima de prácticas represivas como detectar contenido generado por IA (21 %) o limitar su uso en clase (18 %).
Se observa una brecha de género en la percepción de la IA: los estudiantes hombres son más propensos que las mujeres o personas no binarias a decir que la IA está mejorando sus habilidades de pensamiento crítico.
Aunque muchos temen que el uso de estas tecnologías pueda afectar habilidades clave como el pensamiento crítico, en general los estudiantes no consideran que la IA esté «matando» el valor de la universidad.
Según la encuesta, los estudiantes están utilizando la IA activamente como parte de su proceso de aprendizaje, lo que indica una adopción respetuosa y consciente. Aunque reconocen los riesgos potenciales, como la disminución de habilidades analíticas, no perciben que la IA disminuya la relevancia o el propósito de su formación universitaria.
Esta perspectiva de los estudiantes plantea una tensión interesante: por un lado, existe una preocupación legítima sobre cómo la IA puede impactar negativamente en el desarrollo de competencias críticas; por otro, su uso creciente refleja una herramienta valiosa para complementar el aprendizaje, siempre que se utilice con responsabilidad
El sondeo de WCET 2025 muestra que la IA está transformando la educación superior, especialmente en enseñanza, aprendizaje y evaluación. Destaca oportunidades en eficiencia e innovación, pero también riesgos como la brecha digital y la obsolescencia de programas tradicionales. El informe propone diez recomendaciones para una integración ética, equitativa y estratégica de la IA en las instituciones.
Desde hace apenas dos años, la adopción de herramientas de inteligencia artificial (IA) generativa ha comenzado a reformar profundamente la educación superior. El segundo sondeo de WCET, realizado en 2025 tras el inicial en 2023, revela que la incorporación de la IA ya no es una opción que se pueda postergar: muchas instituciones han iniciado procesos de integración, mayoritariamente en áreas como la enseñanza y el aprendizaje, pero también en operaciones y gobernanza. Este cambio refleja un movimiento decidido hacia una transformación estructural, más allá de los temores iniciales sobre la integridad académica.
En el ámbito pedagógico, la IA está redefiniendo tareas académicas: desde la creación y edición de contenidos hasta el diseño curricular, la herramienta se posiciona como un acelerador de eficiencia y productividad. Asimismo, se proyecta una innovación significativa en los métodos de evaluación: en lugar de valorar solamente productos finales, se prioriza el proceso de aprendizaje en sí, aprovechando la IA para analizar cómo interactúan los estudiantes con estas herramientas y obtener comprensión sobre su pensamiento crítico. Esta tendencia podría desplazar gradualmente el énfasis hacia habilidades orales y habilidades prácticas por encima del peso tradicional de los títulos.
No obstante, el informe subraya desafíos persistentes: la brecha digital y el riesgo de que los programas tradicionales queden obsoletos son preocupaciones centrales. Ante un mercado laboral cambiante, donde las competencias podrían prevalecer sobre los diplomas, las instituciones enfrentan el imperativo de garantizar un acceso justo a tecnologías de IA, y al mismo tiempo preparar estudiantes para un entorno donde las habilidades, más que los credenciales, conducirán al éxito profesional.
Para orientar esta transformación, el sondeo ofrece diez recomendaciones prácticas (actionable recommendations):
Crear políticas claras respecto al uso de IA.
Invertir en formación para alfabetización y fluidez en IA.
Establecer estructuras de apoyo institucionales.
Ofrecer incentivos para uso responsable e innovador.
Coordinar el uso de IA en el currículo.
Abordar desafíos de manera proactiva.
Promover un uso ético y equitativo de la IA.
Expandir la formación dirigida a estudiantes.
Emplear IA para mejorar la eficiencia operativa.
Fomentar la experimentación institucional
El documento insta a un paso decisivo del conocimiento a la acción: las instituciones de educación superior deben diseñar estrategias deliberadas que combinen ética, equidad y sostenibilidad para integrar la IA como una aliada de su misión centrada en el ser humano. Solo así podrán transformar la educación de forma responsable, sin que la tecnología reemplace, sino que complemente y potencie lo esencial del aprendizaje.
Mohammadi, Ehsan, Mike Thelwall, Yizhou Cai, Taylor Collier, Iman Tahamtan, and Azar Eftekhar. 2025. “Is Generative AI Reshaping Academic Practices Worldwide? A Survey of Adoption, Benefits, and Concerns.” Information Processing & Management. https://doi.org/10.1016/j.ipm.2025.104350.
Se analiza el impacto de la IA generativa (Gen AI) en la investigación y la enseñanza a través de una encuesta en 20 países dirigida a académicos con publicaciones.
La inteligencia artificial generativa (Gen AI) está transformando la investigación y la enseñanza universitaria a nivel global. Para ello, se llevó a cabo una encuesta en 20 países, dirigida a académicos con publicaciones en revistas indexadas, con el objetivo de identificar niveles de adopción, beneficios percibidos y preocupaciones.
Los resultados muestran una alta conciencia y uso de estas herramientas: un 73 % de los participantes declaró estar muy familiarizado con ellas y más de la mitad indicó utilizarlas al menos una vez al mes. No obstante, se observaron diferencias significativas según el rol académico, la disciplina, el género y el país de origen. Los doctorandos y jóvenes investigadores son los usuarios más frecuentes, mientras que los profesores con mayor antigüedad hacen un uso más limitado. A nivel disciplinar, las ciencias sociales y las humanidades presentan mayor adopción que la medicina o las ciencias puras. En cuanto a la distribución geográfica, países de Asia y Oriente Medio (como Taiwán, Corea del Sur, India o Irán) presentan tasas de uso superiores a las de Estados Unidos, Reino Unido o Rusia, lo que se explica en parte por la necesidad de traducción al inglés para la publicación académica.
En el ámbito de la investigación, las aplicaciones más comunes son la traducción de textos, la corrección y edición de borradores, la redacción preliminar de textos académicos y el apoyo en revisiones bibliográficas. En cambio, el uso para análisis de datos sigue siendo minoritario. En la docencia, las herramientas de IA generativa se emplean sobre todo para crear materiales y contenidos educativos (30 %), apoyar el aprendizaje y la enseñanza de conceptos (22 %), y diseñar tareas o ejercicios (16 %). También se utilizan, aunque en menor medida, para elaborar programas de asignaturas y dar retroalimentación a estudiantes.
Los beneficios más señalados por los encuestados incluyen la posibilidad de ofrecer tutoría personalizada, mejorar la resolución de problemas y potenciar el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, las opiniones se dividen respecto a la capacidad de la IA para fomentar la creatividad o generar contenidos consistentes y fiables. Solo una quinta parte de los académicos confía plenamente en la precisión de los textos generados por IA.
Las preocupaciones son generalizadas y constituyen una parte central del estudio. Entre las más destacadas figuran la información inexacta o “alucinaciones” (67,8 %), el plagio (65 %), la reducción de las habilidades de pensamiento crítico (61,7 %), la falta de transparencia y explicabilidad de los procesos, los riesgos sobre la propiedad intelectual (52,2 %) y la privacidad de los datos (49 %). Estas inquietudes reflejan una tensión constante entre el aprovechamiento de la tecnología y la preservación de la integridad académica.
El estudio también detecta una brecha de género: las mujeres son un 10 % menos propensas que los hombres a usar IA generativa con frecuencia (uso diario o semanal) en investigación, lo que podría ampliar desigualdades ya existentes en la academia.
En conclusión, los autores sostienen que la IA generativa se ha integrado de manera significativa en la vida académica, aunque de forma desigual entre regiones, disciplinas y grupos sociales. Mientras ofrece beneficios claros en escritura, traducción y apoyo docente, persisten serias dudas sobre su precisión, ética y efectos en la creatividad y el pensamiento crítico. Por ello, recomiendan que las instituciones y responsables políticos fomenten un uso responsable y equitativo de estas herramientas, con especial atención a los grupos y países en riesgo de quedar rezagados en esta transición tecnológica.
Principales resultados:
Conciencia y uso: el 73 % de los académicos conoce ampliamente estas herramientas y más de la mitad las usa al menos una vez al mes. La adopción varía según disciplina, género, país y rol académico.
Diferencias por rol: los doctorandos y jóvenes investigadores son los principales usuarios, mientras que los profesores titulares y sénior muestran menor frecuencia.
Disciplinas y regiones: mayor uso en ciencias sociales y humanidades; más extendido en países de Asia y Oriente Medio que en EE. UU. o Reino Unido, en parte por la necesidad de traducción al inglés.
Usos en investigación: principalmente para traducción de textos, corrección, redacción preliminar y revisiones bibliográficas; menos frecuente en análisis de datos.
Usos en docencia: creación de contenidos y materiales (30 %), apoyo al aprendizaje y enseñanza de conceptos (22 %), y diseño de tareas (16 %).
Beneficios percibidos: tutoría personalizada, apoyo a la resolución de problemas y mejora del aprendizaje.
Preocupaciones principales:
Información inexacta (67,8 %).
Plagio (65 %).
Disminución del pensamiento crítico (61,7 %).
Falta de transparencia, problemas de propiedad intelectual y riesgos de privacidad de datos.
Brecha de género: las mujeres son un 10 % menos propensas a usar IA frecuentemente en investigación, lo que puede agravar desigualdades.
Peters Hinton, V.; Choi, Y. H., PhD; Kataria, R. (31 de julio de 2025). Surveying the AI Landscape: Emerging Patterns in Higher Education Research. Digital Promise.
Digital Promise ha analizado más de 300 investigaciones publicadas entre 2022 y 2025 sobre el uso de inteligencia artificial generativa (GenAI) en la educación superior. El enfoque incluye investigaciones experimentales, descriptivas y artículos de opinión que exploran cómo se interpretan, adoptan y evalúan estas tecnologías en distintas instituciones educativas
El corpus de estudios tiene una representación global marcada, con concentraciones en EE. UU., Australia, Reino Unido y China. Aunque ChatGPT domina la mayoría de estudios, muchos trabajos carecen de detalles sobre la versión del modelo y su configuración, lo que dificulta la reproducibilidad y comparación entre estudios.
Las áreas más estudiadas están relacionadas con apoyo a la escritura, evaluación automatizada y retroalimentación personalizada. Sin embargo, emergen nuevas aplicaciones innovadoras como:
Paneles de control para evaluar vulnerabilidades curriculares frente al uso indebido de GenAI.
Agentes conversacionales simulados que generan retroalimentación emocionalmente rica.
Herramientas que facilitan el aprendizaje autorregulado mediante monitoreo, planificación y reflexión guiada.
Uso de GenAI en el desarrollo profesional de docentes, incluyendo planificación de lecciones y prácticas pedagógicas reflexivas
Se evidencia una falta considerable de transparencia sobre las versiones de los modelos utilizados y cómo se implementaron. También hay escasez de estudios longitudinales o experimentales rigurosos. Además, temas críticos como sesgo algorítmico, privacidad de datos y equidad en el uso de tecnología están relativamente poco explorados hasta ahora.
El estudio ofrece una visión panorámica sobre cómo la inteligencia artificial generativa está comenzando a transformar la educación superior. Aunque su integración todavía está en fase experimental y desigual según disciplinas e instituciones, ya se observan aplicaciones prometedoras y una necesidad urgente de mejorar la transparencia, rigurosidad y equidad en la investigación.
La Universidad de Salamanca (USAL), una de las instituciones académicas más antiguas y prestigiosas de España, mantiene una presencia estable y reconocida en los principales rankings internacionales de universidades. Su desempeño refleja tanto la tradición histórica como los esfuerzos actuales por mejorar su calidad educativa, investigación y sostenibilidad.
En el el Ranking Académico de Universidades del Mundo (ARWU), también conocido como Ranking de Shanghái, sitúa a la Universidad de Salamanca en el intervalo 501–600 en las ediciones correspondientes a 2022, 2023 y 2024. Este ranking es ampliamente respetado por su énfasis en la calidad investigadora, evaluando indicadores como la producción científica y el número de premios Nobel asociados. La USAL se posiciona así como una universidad con un sólido rendimiento en investigación a nivel mundial, además de ser la mejor clasificada en Castilla y León.
En paralelo, en el Times Higher Education (THE) World University Rankings 2025, la Universidad de Salamanca se sitúa en el rango 801–1000 a nivel global. Esta posición, aunque no entre las más altas, ha sido mantenida con constancia en los últimos años, lo que evidencia su capacidad para sostener un nivel competitivo en un contexto universitario cada vez más globalizado y exigente. La revista La Vanguardia y el medio Tribuna Salamanca destacan que, dentro de España, la USAL mejoró su posición pasando del 17º al 15º lugar, consolidándose como una de las principales universidades nacionales según esta métrica.
En el QS World University Rankings 2026, la Universidad de Salamanca ha experimentado un notable ascenso, pasando del puesto 534 al 526 a nivel global, alcanzando su mejor posición en más de una década. Este ascenso, reflejado en informes de La Gaceta de Salamanca y el propio portal de la USAL, responde a mejoras en varios indicadores, entre ellos la reputación académica, la ratio de estudiantes por profesor, la colaboración internacional en publicaciones y la empleabilidad de sus egresados (QS World University Rankings, 2026). A nivel nacional, USAL se mantiene en el 16º puesto entre 38 universidades españolas, lo que denota una estabilidad y competitividad sostenidas en el contexto universitario español.
La USAL también sobresale en rankings específicos por materias. En el QS by Subject 2025, la universidad logró posicionar dos de sus disciplinas —Filología Clásica e Historia Antigua y Lenguas Modernas— entre las 100 mejores del mundo, reflejando su tradición humanística y excelencia académica. Asimismo, cinco disciplinas, incluyendo Lingüística, Educación y Derecho, se sitúan en el top 200, y un total de 22 áreas se encuentran entre las 500 mejores a nivel global.
En materia de sostenibilidad, la Universidad de Salamanca ha avanzado significativamente en el GreenMetric Ranking 2024, que mide el compromiso ambiental y la implementación de políticas verdes en universidades de todo el mundo. La USAL escaló hasta la posición 161 mundial y es la 4ª mejor en España. Este progreso ha sido constante desde 2019, cuando se encontraba en el puesto 372, destacando especialmente en la gestión de residuos y en las actividades educativas e investigadoras relacionadas con la sostenibilidad, según informes de su propio departamento de prensa y medios como Cadena SER (GreenMetric Ranking, 2024).
En cuanto a la visibilidad digital y la capacidad de difusión académica, la Universidad de Salamanca se posiciona en el puesto 414 mundial en el ranking Webometrics 2025, que evalúa la presencia en internet, el acceso abierto y la producción académica visible en la web. En el contexto europeo ocupa la posición 162 y es la 12ª en España. Este ranking refleja el impacto digital y la apertura al conocimiento que la USAL mantiene, aunque también señala un área de mejora en comparación con otras métricas tradicionales (Webometrics, 2025).
En conjunto, la Universidad de Salamanca presenta un perfil académico sólido y en evolución, con una trayectoria histórica que se refleja en sus resultados actuales. Mantiene estabilidad en rankings generales como THE y ARWU, donde su fortaleza radica en la docencia e investigación de calidad, y ha conseguido avances notables en QS, consolidando su reputación y empleabilidad. Además, destaca en áreas específicas del conocimiento, especialmente en humanidades, y muestra un compromiso creciente con la sostenibilidad y la visibilidad digital.
Esta combinación de tradición, calidad académica y modernización posiciona a la Universidad de Salamanca como un referente nacional e internacional, capaz de afrontar los retos del futuro con un enfoque equilibrado entre excelencia, innovación y responsabilidad social.
DATOS CLAVE
Academic Ranking of World Universities (ARWU) – Ranking de Shanghái (2024):
Puesto global: Se mantiene en la franja 501-600 de las mejores universidades del mundo.
Puesto nacional: Es la número 14 a nivel nacional y la primera de Castilla y León en esta clasificación.
Por campus/disciplinas: Destaca en Comunicación (101-150), Ciencia y Tecnología de los Alimentos (201-300), Educación (201-300), Matemáticas (301-400), Ciencias Políticas (301-400) y Administración de Empresas (301-400).
QS World University Rankings 2026:
Puesto global: Ha logrado su mejor posición en la última década, ascendiendo al puesto #526 a nivel mundial.
Puesto nacional: Se consolida en la posición 16 entre las 38 instituciones españolas analizadas.
Rankings por materia: La USAL destaca en varias disciplinas. Por ejemplo, se sitúa entre las 100 mejores del mundo en Filología Moderna, Clásica e Historia Antigua. También tiene 19 materias entre las 500 mejores del mundo.
Sostenibilidad: Ocupa el puesto #305 en el QS Sustainability Ranking.
Europa: Asciende al puesto 183 entre las 685 mejores de Europa en el Ranking QS Europe.
Times Higher Education (THE) World University Rankings 2025:
Puesto global: Se encuentra en la franja 801-1000 a nivel mundial.
Por áreas de estudio (2025):
Artes y Humanidades: 201-250
Negocios y Economía: 401-500
Ciencias Médicas y de la Salud: 601-800
Ciencias de la Computación: 601-800
Estudios de Educación: 301-400
Derecho: 251-300
Psicología: 401-500
Ciencias Sociales: 401-500
Sostenibilidad: Se sitúa entre las 200 mejores del mundo en sostenibilidad y asciende hasta el cuarto puesto en el ranking de las universidades españolas en este ámbito.
La autora invita a repensar el papel de los rankings desde una perspectiva crítica. Sugiere que conceptos como la privatización de datos públicos, la ética del manejo de información y los modelos de gobernanza en educación deben abordarse con mayor profundidad. También lanza una pregunta provocadora: ¿ha contribuido la falta de transparencia del propio sistema educativo a abrir la puerta a estos modelos comerciales que ahora dominan la narrativa sobre calidad y excelencia?
Los rankings universitarios son sistemas de clasificación que ordenan a las universidades en función de distintos criterios, como la investigación, la calidad docente, la reputación académica y otros indicadores específicos. Si bien pueden resultar útiles para establecer comparaciones entre instituciones y tener una referencia sobre su desempeño, es fundamental entender que se trata de una herramienta orientativa y no deberían considerarse como la única base para tomar decisiones informadas.
En el artículo se analiza el poder y la influencia detrás de los rankings universitarios globales. Parte de los conceptos de «monopolios del conocimiento» y «asimetría de la información», que explican cómo el control desigual de los datos genera desequilibrios de poder. Además, introduce la noción de «capitalismo de vigilancia», en la que la experiencia humana se convierte en materia prima para prácticas comerciales basadas en la extracción y análisis de datos, que se transforman en nuevas fuentes de poder.
Los rankings globales surgieron en 2003 con el Academic Ranking of World Universities (ARWU), también conocido como el ranking de Shanghái. Aunque la recopilación de datos educativos venía de antes (por ejemplo, por parte de la UNESCO o la OCDE), estos rankings introdujeron un marco comparativo internacional sencillo y atractivo. Fueron recibidos como herramientas de transparencia y elección informada, aunque contrastan con los enfoques tradicionales de evaluación académica, como la revisión por pares.
Asimismo, los rankings se han convertido en una fuente lucrativa: operan como plataformas de recopilación y almacenamiento de datos, que sirven de base para herramientas analíticas avanzadas y servicios de consultoría especializados. En este entramado es donde realmente se concentra el poder y los beneficios económicos. Tal como confesó en privado uno de sus responsables: “Como sabes, los rankings en sí no generan ingresos; es necesario encontrar financiación o vías de rentabilidad para mantener sus operaciones, y no es algo sencillo”. Esta lógica ha favorecido la integración, concentración y consolidación empresarial entre sistemas de rankings, editoriales académicas y compañías de análisis de macrodatos, dando lugar a un negocio amplio y estructurado en torno a la recopilación, gestión y explotación de inteligencia basada en el conocimiento.
En un entorno geopolítico altamente competitivo, la visibilidad y una buena posición en los rankings se han vuelto esenciales. Sin acceso a datos, los gobiernos y las instituciones carecen de las herramientas necesarias para dirigir, desarrollar y evaluar sus políticas y objetivos. Esta dependencia los convierte en blancos vulnerables: entregan grandes volúmenes de información para participar en la dinámica de los rankings y, posteriormente, recurren a servicios de consultoría para escalar posiciones. Este ciclo tiene consecuencias directas sobre la soberanía nacional y la autonomía de las instituciones.
Con el tiempo, los rankings han adquirido un carácter geopolítico: el estatus de “universidad de clase mundial” se convirtió en un objetivo codiciado. Las universidades pasaron a ser actores en una especie de «partida de ajedrez global», donde los rankings no solo miden, sino que también modelan el comportamiento institucional y nacional. Detrás de ellos hay grandes intereses económicos: los rankings más influyentes (ARWU, THE, QS, US News & World Report) forman parte de corporaciones con ánimo de lucro que comercializan análisis, consultorías y herramientas basadas en big data.
Hazelkorn advierte de un patrón preocupante: se crean rankings regionales (por ejemplo, para África o Asia Central), se organizan conferencias financiadas por gobiernos o universidades locales, y luego se ofrecen servicios de consultoría para mejorar la posición en esos mismos rankings. Esto genera dependencia y erosiona la autonomía institucional y nacional.
El pasado 2 de abril de 2025, Anthropic presentó Claude for Education, una versión especializada de su chatbot de inteligencia artificial, diseñada para el entorno universitario.
Una de las características más destacadas del producto es el modo de aprendizaje (Learning Mode) dentro de Claude Projects. En lugar de ofrecer respuestas directas, este sistema emplea preguntas socráticas para fomentar el pensamiento crítico. Así, ayuda a los estudiantes a reflexionar sobre los procesos, comprender principios fundamentales y acceder a plantillas útiles para investigaciones, esquemas o guías de estudio. Esta metodología posiciona a Claude como un asistente “inteligente”, enfocado en el desarrollo del razonamiento, más que en la simple generación de respuestas automáticas.
Además de sus beneficios para estudiantes, Claude for Education también ofrece herramientas avanzadas para docentes y personal administrativo. Entre ellas se encuentran la automatización de respuestas a correos frecuentes, el análisis de tendencias de matrícula, y la generación de rúbricas y retroalimentación personalizada. Todo esto se desarrolla en un entorno de chat seguro, con controles de privacidad de nivel empresarial.
Para facilitar su adopción por parte de universidades, Anthropic ha establecido alianzas con Instructure (Canvas) e Internet2, además de acuerdos con instituciones como Northeastern University, London School of Economics and Political Science (LSE) y Champlain College. Northeastern participa como socio de diseño, ayudando a definir marcos de buenas prácticas para la integración de la IA en contextos académicos.
Este movimiento de Anthropic se produce en un contexto de alta competencia: OpenAI lanzó ChatGPT Edu en mayo de 2024 y recientemente ha ofrecido ChatGPT Plus de forma gratuita a estudiantes universitarios en EE. UU. y Canadá, además de promover el consorcio NextGenAI, que cuenta con una inversión de 50 millones de dólares en investigación. Todo esto subraya una creciente disputa por consolidar a Claude o ChatGPT como la herramienta predeterminada en el ámbito universitario, con implicaciones clave en la formación de futuras generaciones y su alfabetización en inteligencia artificial.