Los complicados dilemas éticos de la colección de libros raros

Mancino, Francesca. «The Complicated Ethics of Rare-Book Collecting». The Atlantic (blog), 2 de mayo de 2024. https://www.theatlantic.com/books/archive/2024/05/rare-book-private-collection-ethics/678254/.

En 1939, Ernest Hemingway dejó una gran colección de sus pertenencias en un almacén detrás de Sloppy Joe’s, un bar en Key West. En 2021, la Universidad Estatal de Pensilvania adquirió muchos de estos artículos, pero algunos libros ingresaron al mercado de libros raros. Francesca Mancino y su padre, coleccionistas de libros modernistas raros, adquirieron algunos de estos libros, incluyendo títulos con notas personales y dedicaciones de Hemingway.

Mancino reflexiona sobre la ética de las colecciones privadas de libros raros. Aunque a menudo se argumenta que estos libros deberían estar en instituciones públicas para el acceso del público y los académicos, los coleccionistas privados pueden ofrecer acceso más rápido y menos burocrático. Por ejemplo, bibliotecas públicas pueden tener libros sin catalogar durante largos periodos debido a la falta de recursos.

La autora destaca cómo los coleccionistas privados a menudo donan o venden sus colecciones a instituciones públicas, lo que ha formado la base de muchas bibliotecas y museos importantes, como la Biblioteca y Museo Morgan y el Instituto de Investigación Getty. Ejemplos notables incluyen la colección de Walter O. Evans, que ahora se encuentra en la Biblioteca Beinecke de Libros y Manuscritos Raros de Yale, y la colección de Lisa Unger Baskin, que fue vendida a la Universidad de Duke.

Mancino argumenta que el coleccionismo privado no siempre significa que los libros raros estén ocultos del público. Muchos coleccionistas permiten el acceso a académicos y estudiantes, e incluso abren sus hogares para visitas. La preservación es una preocupación tanto para las colecciones privadas como para las públicas, y los coleccionistas privados a menudo ven su papel como custodios temporales en la cadena de propiedad.

Finalmente, Mancino sugiere que, en lugar de centrarse exclusivamente en la propiedad, se debería fomentar una responsabilidad cultural amplia para compartir libros y manuscritos únicos mediante exposiciones públicas, digitalización o visitas a domicilio con cita previa.