El argumento es sencillo como un hombre se dedica a explorar y fijarse en su entorno inmediato, y disfrutar de esta experiencia en la que entran en juego todos los sentidos: la vista, el olor, el tacto, el sabor y el sonido de las cosas. Por ello magistralmente, la historia se desarrolla con muy pocos diálogos, ya que Taniguchi quiere hacernos partícipes como lectores de esas bellas sensaciones, y que mejor hacerlo que con la vista, las onomatopeyas y las sensaciones. El mensaje es claro, a veces para buscar lo bello no tenemos que ir a la otra parte del mundo, está delante de nuestros ojos, y Tanaguchi nos enseña a apreciarlo a través de este viajero cuyo viaje no va más allá de su ciudad. En la escena de la biblioteca el protagonista está en la biblioteca buscando una información sobre conchas marinas, ya que ha encontrado una en su jardín, y acude a la biblioteca a informarse sobre esta especie. En ella se retrata la biblioteca como un mundo abierto al mundo, a las relaciones, como un lugar al que acudir a la búsqueda de información y donde disfrutar de la vida, del paseo y porque no de las distracciones.