
Wang, Claire. “US librarians tackle ‘manufactured crisis’ of book bans to protect LGBTQ+ rights.” The Guardian, December 15, 2025. https://www.theguardian.com/us-news/2025/dec/15/us-librarianbook-bans-lgbtq-rights
En al menos media docena de estados, los bibliotecarios han unido fuerzas con grupos de derechos civiles para oponerse a la prohibición de libros, a menudo enfrentándose a repercusiones personales y profesionales.
En Estados Unidos, las bibliotecas se han convertido en un terreno de disputa cultural en medio de la creciente ola de intentos de prohibición de libros que tratan temas relacionados con la comunidad LGBTQ+ y la historia racial. La presión proviene principalmente de grupos conservadores y legisladores locales que consideran ciertos contenidos como inapropiados o “controvertidos” para el público, en especial para los jóvenes. En este contexto, las bibliotecas, que tradicionalmente han sido espacios de acceso libre a la información, se ven obligadas a enfrentar exigencias políticas que buscan reubicar, restringir o eliminar títulos enteros de sus colecciones. Esta situación ha generado lo que muchos profesionales describen como una “crisis fabricada”, en la que la libertad de lectura y el acceso equitativo al conocimiento se encuentran bajo amenaza directa. Las medidas de censura no solo afectan a los libros, sino también a la autonomía de quienes los gestionan, obligando a los bibliotecarios a tomar decisiones difíciles entre cumplir con las normas impuestas o defender los principios de su profesión.
Los costos personales y profesionales para los bibliotecarios que se resisten a estas restricciones han sido significativos. En numerosos casos, los responsables de bibliotecas han sido despedidos o sancionados por negarse a retirar títulos que consideran esenciales para la educación y la inclusión. La experiencia de profesionales como Rhea Young, exdirectora de una biblioteca en Texas, o Terri Lesley, en Wyoming, ilustra cómo la defensa de la libertad de acceso a la información puede convertirse en una lucha larga y costosa. Estos conflictos muestran que la censura no solo tiene un impacto sobre los materiales disponibles, sino también sobre las vidas de quienes trabajan en el ámbito bibliotecario, poniendo en juego su reputación, estabilidad laboral y bienestar personal.
Ante esta situación, las estrategias de resistencia se han diversificado. Bibliotecarios, organizaciones de derechos civiles y asociaciones profesionales como la American Library Association han recurrido a recursos legales, campañas de concienciación y movilización comunitaria para frenar las políticas restrictivas. Algunos tribunales y legisladores locales han reaccionado limitando la capacidad de imponer censura basada únicamente en el contenido de los libros, lo que representa un respaldo a la idea de que las bibliotecas deben ser espacios inclusivos y abiertos. La lucha por proteger los libros y los derechos de los bibliotecarios se ha convertido, en este sentido, en una extensión contemporánea de las históricas batallas por los derechos civiles y la libertad de expresión, reafirmando que los espacios culturales y educativos deben garantizar el acceso equitativo a todas las voces, sin importar cuán controvertidas puedan parecer.


