La biblioteca pública del siglo XXI más allá de los libros

La biblioteca moderna es más que un simple depósito de libros. Hoy las bibliotecas son espacios públicos diseñados para fomentar las conexiones al tiempo que se mantienen al día con la tecnología y las necesidades de la comunidad.

En su interior, los visitantes pueden encontrar desde una flamante cafetería, una biblioteca de préstamo de herramientas y un «laboratorio de ideas» repleto de lo último en tecnología hasta cabinas de podcasting, máquinas de coser computerizadas y pantallas de realidad aumentada, las instalaciones se han actualizado para la era moderna.

Aunque sigue habiendo muchos libros, y los libros siguen siendo el ADN de la biblioteca, el rediseño de los espacios está permitiendo nuevas propuestas. Se trata más de propiciar el aprendizaje, la participación y la socialización; no se trata tanto de que las personas vengan a coger un libro de la estantería y se marchen. El propósito es que se queden en el espacio de la biblioteca por más tiempo, disfrutando, aprendiendo y compartiendo conocimientos junto a otros. El objetivo es crear comunidades fuertes que respondan positivamente ante momentos críticos.

En general la asistencia a las bibliotecas ha disminuido en torno a un 21% entre 2009 y 2019. Pero los préstamos han aumentado; simplemente se han trasladado a Internet, ya que las colecciones han pasado del material físico al digital. Eso ha hecho que las bibliotecas cambien su forma de pensar en cuanto a lo que podría atraer a la gente a sus espacios.

Este nuevo concepto integrador da lugar a múltiples propuestas, las personas acuden a la biblioteca para desarrollar casi cualquier cosa que tenga que ver con sus intereses, es su espacio comunitario, un facilitador para alcanzar sus logros, un espacio proyectivo para sus aspiraciones en el que se mezclan ocio, disfrute y aprendizaje.

Las propuestas incluyen desde bancos de semillas, jardinería, juegos, tecnología, actividades creativas, estudios de audio y video, grabación de música, cocina o actividades artesanales. Se trata de generar espacio de aprendizaje compartido que promueva la personalización del aprendizaje con la integración de las nuevas tecnologías, en definitiva, espacios de aprendizaje bibliotecario que conectan a los estudiantes con la tecnología, la información y el aprendizaje co-curricular.

Los nuevos diseños de los espacios son parte del atractivo: zonas luminosas y abiertas, con zonas de descanso que propician la conversación. Así, las bibliotecas de la actualidad intentan satisfacer las necesidades de hoy, sin olvidar su pasado pero mirando al futuro, a través de espacios que facilitan la interacción y la flexibilidad en un mundo cambiante.

Las bibliotecas públicas son públicas: un lugar donde todos pueden reunirse. Espacios abiertos a la comunidad donde cualquiera puede acudir independientemente de sus circunstancias y condiciones. Un espacio integrador por derecho propio. De esta manera las bibliotecas del siglo XXI proporcionan un espacio común y acogedor que fomenta la exploración, la creación y la colaboración entre los miembros de la comunidad, donde reúnen lo mejor de lo físico y lo digital para crear centros de aprendizaje y acogida, posicionándose como centros comunitarios que satisfacen las necesidades generales y las infinitas posibilidades de aprendizaje. En definitiva, las bibliotecas seguirán inspirando a las personas para que construyan nuevos conocimientos y significados a partir del mundo que les rodea.