Las Big Five de la Comunicación científica

 

Vincent Larivière, Stefanie Haustein et Philippe Mongeon ont publié « The oligopoly of academic publishers in the digital era » dans PLOS ONE le 10 juin 2015

Las grandes editoriales tienen la infraestructura y los recursos que facilitan el proceso de edición y difusión de las revistas científicas. Elsevier, Springer, Wiley-Blackwell, Taylor & Francis y Wise publican más de 50% de los artículos científicos de todos los campos. 

Un estudio de la Universidad de Montreal dirigido por Vincent Larivière muestra que después de una ola de fusiones y adquisiciones, la cuota de mercado de las cinco grandes compañías de la publicación científica cubre la mitad de todo lo que se publica desde 2006, mientras que sólo era un 30% en 1996 y un 20% en 1973. Los resultados del estudio se obtuvieron mediante el análisis de todos los artículos científicos publicados entre 1973 y 2013 e indexados en la web de base de datos Science. El estudio se complementa con un seguimiento de la evolución de la propiedad de las publicaciones existentes en el mercado complejo y dinámico de la publicación científica, para ello se revisaron la fusiones y adquisiciones, comunicados de prensa difundidos en sitios de los editores, y los perfiles de negocios de los mismos.

El estudio también detectó que en el caso de las áreas de Artes y Humanidades, como era de esperar, se da una mayor importancia a los libros y revistas de carácter local para la difusión de la investigación, igualmente se detecto la existencia de una transición más lenta hacia el formato digital en estos campos del conocimiento. Mientras que en las áreas de Química, Psicología y Ciencias Sociales más de dos tercios de las revistas son publicadas por alguna de las cinco grandes editoriales.

En general, las grandes editoriales controlan más de la mitad de los artículos científicos de mercado, tanto en las Ciencias Naturales y Medicina, como en Ciencias Sociales y Humanidades. Además, estas grandes editoriales comerciales tienen grandes niveles de ventas, con márgenes de beneficio de casi el 40%.  Hay varios factores que ayudan a explicar esta rentabilidad, el más importante es que los editores no tienen que pagar por los artículos o para llevar a cabo el control de calidad de los artículos que se realiza a través de comités científicos que no perciben ninguna remuneración por su trabajo y que se proporciona gratuitamente por parte de la comunidad científica. Por otra parte, el editor tiene un monopolio sobre el contenido de las revistas, y con la llegada del formato digital el margen de beneficios se ha incrementado, ya que en el formato electrónico se publica un sólo ejemplar cuyo acceso se vende a varios compradores o suscriptores.

Además según pone en evidencia el estudio se esperaría que la publicación y la revisión de un artículo de investigación por una importante editorial tendría un efecto directo en aumentar la visibilidad del trabajo, pero los resultados de este estudio cuestionan el valor añadido real que supone la publicación en revistas de grandes editoriales.

Si bien es cierto que los editores históricamente han jugado un papel fundamental en la difusión del conocimiento científico en la era de la impresión, teniendo en cuenta el contexto actual, es cuestionable hasta que punto siguen siendo necesarios en la era digital. La comunidad científica comenzó a protestar contra las prácticas comerciales agresivas de los principales editores. Los primeros síntomas de esta situación anómala empiezan a producirse en Estados Unidos en el año 2004, donde ante las duras condiciones planteadas por los distribuidores se produjo un movimiento importante en el que los miembros de los comités científicos se retiraron del grupo editorial con el que trabajan, ya que imponía unas duras condiciones para los autores (Journal Declaration of Independence). Si bien la magnitud de este movimiento aunque importante es limitado por el hecho de que las revistas todavía sirven para la adjudicación de capital científico que necesitan los investigadores de cara a obtener la acreditación necesaria para conseguir un trabajo, promoción, fondos de investigación y reconocimiento de sus colegas; de este modo las grandes editoriales comerciales siguen manteniendo el control sobre el sistema de publicación científica.

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