
Serrano, Jesús. “What’s the real cost of disinformation for corporations?” World Economic Forum, 14 de julio de 2025. https://www.weforum.org/stories/2025/07/financial-impact-of-disinformation-on-corporations/
La desinformación, que incluye noticias falsas, cuentas hackeadas y deepfakes, ha provocado pérdidas millonarias en los mercados y decisiones financieras erróneas. Estudios recientes estiman que los costos anuales de la desinformación en los mercados financieros ascienden a alrededor de 78 mil millones de dólares, incluyendo pérdidas bursátiles y decisiones financieras erróneas.
Tecnologías de inteligencia artificial como bots y deepfakes han acelerado la difusión de información falsa, haciéndola más convincente y difícil de detectar. Ejemplos históricos y recientes, desde el “Great Moon Hoax” de 1835 hasta el hackeo de la cuenta de Twitter de The Associated Press en 2013, muestran cómo la manipulación de la percepción pública puede generar un impacto económico y reputacional significativo.
Además, las reseñas falsas y las valoraciones manipuladas afectan la confianza de los consumidores y generan pérdidas millonarias para empresas de todos los tamaños. La reputación se ha convertido en un activo estratégico, y las narrativas falsas pueden erosionarla rápidamente, afectando la credibilidad corporativa y el valor de mercado a largo plazo.
El uso de inteligencia artificial amplifica estos riesgos, ya que los contenidos falsos generan más interacción en redes sociales y son más difíciles de contrarrestar. Estudios de MIT y Edelman destacan que las empresas no están suficientemente preparadas para anticipar y gestionar estos ataques, a pesar de que la confianza es esencial para la sostenibilidad y el crecimiento empresarial. La educación digital, la detección temprana de desinformación y la comunicación de crisis son herramientas clave para proteger la reputación corporativa.
La colaboración público-privada y la regulación, como el Código de Prácticas sobre Desinformación de la UE, se presentan como mecanismos necesarios para mitigar la propagación de contenidos falsos sin comprometer la libertad de expresión. En un entorno donde la confianza se considera un activo estratégico, las empresas deben invertir en vigilancia, formación y estrategias preventivas, ya que los costos financieros y reputacionales de la inacción frente a la desinformación son demasiado altos.