Cómo las bibliotecas pueden apoyar la alfabetización mediática

El artículo subraya la importancia crítica de la alfabetización mediática en la sociedad actual. Partiendo de la premisa de que las habilidades para evaluar la información —como aplicar contexto, ser curioso y buscar pruebas de validez— son esenciales para una ciudadanía informada. La autora sostiene que, ante el flujo constante de datos que recibimos a diario, la diferencia entre una ciudadanía bien informada o manipulable dependerá de cómo eduquemos en el uso crítico de los medios.

En este contexto, las bibliotecas, tanto escolares como públicas, se presentan como espacios ideales para promover la alfabetización mediática. Swicker propone que los bibliotecarios incluyan este tipo de enseñanza en los programas educativos o bien ofrezcan talleres específicos para distintas edades. Además, sugiere que las webs de las bibliotecas reserven secciones visibles para recursos de verificación de hechos. Pero más allá de proporcionar herramientas, recalca que el ejemplo es clave: usar y mostrar cómo se emplean estas fuentes de verificación debe ser algo natural y habitual, una respuesta instintiva ante cualquier información dudosa. La alfabetización mediática, afirma, no funciona sin la chispa de la curiosidad, sin preguntarse continuamente “¿cómo sabes eso?”.

El artículo también recopila una serie de recursos útiles para fomentar estas habilidades. Para el uso cotidiano, destaca sitios como AllSides, que muestra noticias desde distintas posiciones ideológicas; Google Fact Check Tools; FactCheck.org, centrado en política estadounidense; Snopes, que desmonta rumores y leyendas urbanas; y Lead Stories, que se enfoca en contenidos virales. Además, ofrece un listado de planes de lección dirigidos a docentes o bibliotecarios que deseen impartir formación en alfabetización mediática, como los materiales de Common Sense Education, Checkology del News Literacy Project, y Be Media Wise de PBS, Civic Online Reasoning, que ofrece materiales gratuitos listos para usar en el aula, entre otros. Estos materiales están orientados a todas las edades, desde la primaria hasta la educación superior.

Por último, Swicker recomienda organizaciones y reportes que sirven para la formación continua o la defensa institucional de la alfabetización mediática, como Media Literacy Now, The National Association for Media Literacy Education, o el State of Media Literacy Education Report 2024. Concluye haciendo un llamado a la acción: aunque los recursos existen y son accesibles, es responsabilidad de los bibliotecarios distribuirlos y facilitar su uso. Solo así se podrá lograr que las nuevas generaciones no se conformen con lo que leen o ven, sino que lo cuestionen, contrasten y comprendan de forma crítica.