
«La biblioteca ha tenido como una de sus características su calidad de uso colectivo. En las sociedades democráticas la biblioteca es uno de los templos del saber. Un templo, pero no una iglesia. La diferencia es que el lector puede moverse en ella a su libre albedrío, tiene multitud de opciones. Puede encontrar un libro cuyo contenido lo domine, lo convierta en sectario de una idea, o aún de una ideología, pero encontrará tal vez otros que operen como antídoto para liberarlo de cualquier sumisión. Al entrar a ese recinto con muros cubiertos de libros el supuesto lector se interna en un espacio regido por una instancia libertaria. De repente, puede ocurrir que un lector, después de la impresión dejada por algunos libros inesperados, cambie de vida, de profesión, descubra la grisura que tiñe su vida actual e intente transformarse en otro individuo. En fin, en los estantes de una biblioteca están colocados millares de libros, para que muchas manos los tomen, las de los maestros, las de los alumnos y en algunas partes aun las de cualquier persona que así lo desee. La biblioteca debe ser un recinto ampliamente democrático, como son las que existen en todas las sedes del Instituto Cervantes.»
SERGIO PITOL
Fragmento del discurso de Sergio Pitol en la inauguración de la biblioteca del Instituto Cervantes de Sofía.