Según un estudio presentado por Bowker Market Research, estudiantes y profesores se muestran reticentes hacia la adopción del libro de texto electrónico como herramienta de trabajo habitual en su práctica académica. Mientras que los editores apuestan por una desarrollo cada vez más sostenible de este nicho de mercado, el de creación y venta de contenidos digitales de carácter académico, la encuesta muestra la lentitud de la respuesta entre sus receptores naturales, que ha experimentado una tendencia a la baja en este último semestre. Según la encuesta (1540 estudiantes) la mayoría de los estudiantes prefiere los textos impresos, porque les atrae más su apariencia y por la posibilidad que entrañan de tomar notas, subrayar, etc.

Lo paradójico de los resultados radica en que, al mismo tiempo, los estudiantes se desenvuelven en un entorno completamente digital en su vida cotidiana. Entonces ¿Cuál es la razón de esta aparente contradicción? En primer lugar el precio, en segundo lugar las posibilidades de reutilización, en tercer lugar la oferta. De hecho, cuando se salvan estas barreras, la situación cambia completamente. Y en este sentido los datos son contundentes. Cada vez son más los estudiantes que intentan encontrar versiones digitales de sus libros impresos (31% frente al 28% del año anterior), entre los que han probado los dos formatos en los últimos dos años el porcentaje de los que se quedan con la versión digital se ha incrementado del 14% al 24%.

Pero hay otro factor fundamental en la lentitud o ralentización de la migración, y es la actitud de los prescriptores. Solo el 50% de los profesores encuestados plantean la posibilidad de uso de libros de texto digitales para sus cursos.

La inercia es uno de los principales inhibidores de la evolución del mercado.