¿Cómo afectará la IA a la productividad y la economía? Podría impulsarla a un crecimiento sin precedentes… o colapsarla.


Dylan Matthews, «How AI Could Explode the Economy», Vox, 26 de marzo de 2024, https://www.vox.com/future-perfect/24108787/ai-economic-growth-explosive-automation.


El artículo examina el posible impacto de la inteligencia artificial (IA) en la economía global y si podría desencadenar un crecimiento económico sin precedentes o, por el contrario, quedarse como una tecnología más que mejora ciertos aspectos de la productividad sin cambiar fundamentalmente el panorama económico.

Actualmente, la IA está generando riqueza significativa para algunas empresas y figuras en la industria tecnológica. Un ejemplo claro es Jensen Huang, el cofundador y CEO de Nvidia, cuya empresa controla el 80% del mercado de chips para centros de datos que utilizan IA. En los últimos cinco años, su fortuna ha pasado de 4 mil millones a 83.1 mil millones de dólares debido a la creciente demanda de su tecnología. Además, compañías como OpenAI, Anthropic e Inflection han sido valuadas en miles de millones de dólares, lo que subraya el inmenso interés en las capacidades de la IA.

Algunos investigadores argumentan que la IA no solo enriquecerá a un pequeño grupo de empresarios tecnológicos, sino que podría transformar la economía a una escala nunca antes vista. Ajeya Cotra, investigadora de Open Philanthropy, estima que la IA podría llevar a tasas de crecimiento del 20-30% anual antes de 2100. Tom Davidson, en un informe más detallado, también argumenta que este tipo de crecimiento acelerado es plausible, lo que implicaría que la economía podría duplicarse en tamaño cada 2,5 años, un nivel de crecimiento sin precedentes en la historia económica mundial.

Para poner esto en perspectiva, las tasas actuales de crecimiento en países desarrollados como Estados Unidos son de alrededor de 2-3% anual, y el país no duplicará su economía hasta dentro de unos 35 años, a este ritmo. Un crecimiento del 30% anual significaría que en 25 años, seríamos mil veces más ricos que hoy. Este tipo de salto económico superaría incluso las revoluciones industriales anteriores, que llevaron a avances como la agricultura mecanizada, la electricidad o el internet.

Sin embargo, a pesar de las proyecciones optimistas, muchos economistas dudan que la IA pueda generar un crecimiento tan espectacular. Un ejemplo citado es la «paradoja de la productividad», en la que tecnologías como las computadoras han mejorado la eficiencia en muchas áreas, pero no han causado un aumento significativo en las tasas de crecimiento económico general. A pesar de los avances tecnológicos, la productividad en algunos sectores ha crecido muy poco.

Además, la «enfermedad de los costos» de Baumol señala que los sectores menos automatizables (como la educación, la salud y la construcción) continúan siendo grandes partes de la economía. Incluso si la IA automatiza completamente algunos sectores, como la agricultura o la manufactura, estos sectores se vuelven menos importantes en el panorama económico total, limitando el crecimiento general.

David Autor, economista del MIT, argumenta que la IA, aunque avanzada, no es capaz de sustituir todo el trabajo humano, especialmente en áreas que requieren razonamiento o pensamiento creativo. Esto sugiere que el crecimiento masivo impulsado por la IA está fuera de nuestro alcance en el futuro cercano. La tecnología podría mejorar la productividad en ciertos sectores, pero no necesariamente conducir a un crecimiento explosivo en todos los ámbitos.

El debate entre optimistas y escépticos sobre el crecimiento explosivo impulsado por la IA se centra en si es posible desarrollar IA que realice cualquier tarea económica útil, incluidas aquellas relacionadas con la innovación. Los creyentes en el crecimiento explosivo argumentan que si la IA puede automatizar completamente la investigación y el desarrollo, eso aceleraría las innovaciones y mejoraría la productividad de manera radical. Sin embargo, los escépticos, como David Autor, creen que la IA aún tiene limitaciones significativas, y que las mejoras en la productividad no llevarán necesariamente a una desaparición completa de la necesidad de trabajo humano.

El artículo explica que el crecimiento podría acelerarse debido a la capacidad de la IA para reemplazar trabajos humanos y aumentar la productividad. Sin embargo, esto también podría generar una más alta desigualdad, con la mayoría de la riqueza concentrada en pocas manos, mientras la demanda de trabajo humano disminuye drásticamente.

En conclusión, se puede decir, que aunque la IA tiene el potencial de transformar la economía y mejorar la productividad en muchos sectores, la cuestión de si puede provocar un crecimiento explosivo o simplemente mejorar algunos aspectos de la economía sigue abierta. De cualquier manera, incluso un crecimiento más moderado impulsado por la IA podría tener un impacto profundo en nuestras vidas.