
«Un libro es una conversación que nunca termina. Cuando abres una novela, estás aceptando que un desconocido entre en tu cabeza y reorganice tus muebles. Lo curioso es que, a menudo, el autor sabe mejor que tú dónde deberían estar esos muebles. Leemos para darnos cuenta de que no somos los únicos que sentimos ese miedo o esa alegría ridícula. Escribir es lanzar una botella al mar, y leer es encontrar esa botella y darse cuenta de que el mensaje que contiene estaba escrito para ti, aunque fuera redactado hace cien años en una habitación que ya no existe.»
David Foenkinos «La biblioteca de los libros rechazados»