Directrices para bibliotecas que apoyan a personas desplazadas: refugiados, migrantes, inmigrantes y solicitantes de asilo

«Guidelines for Libraries Supporting Displaced Persons». The Hague: IFLA, 2024

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«Guidelines for Libraries Supporting Displaced Persons» publicadas por la IFLA representan un esfuerzo global por consolidar el papel de las bibliotecas en el apoyo a personas desplazadas: refugiados, migrantes, inmigrantes y solicitantes de asilo.

Estas directrices nacen a partir de un capítulo de las IFLA Guidelines for Library Services to People Who Experience Homelessness de 2017 y responden a la creciente necesidad de que las bibliotecas actúen como recursos clave en el contexto actual de crisis humanitarias.

En la actualidad nos encontramos en la mayor crisis de desplazamientos forzados desde la Segunda Guerra Mundial:

  • Las cifras de refugiados se han duplicado desde 2016 (según el Global Refugee Forum 2023).
  • 343 millones de personas en 74 países enfrentan hambruna.
  • Factores como los conflictos armados, la pobreza y la crisis climática obligan a millones a buscar seguridad en otros países.

Al llegar a un nuevo entorno, los desplazados enfrentan retos legales, culturales, educativos y económicos. En este contexto, las bibliotecas no solo son refugios físicos, sino también espacios de acogida emocional, educativa y comunitaria, donde estas personas pueden acceder a servicios e información crítica.

Las nuevas directrices de la IFLA ofrecen un documento integral para ayudar a las bibliotecas a estructurar y mejorar sus servicios a personas desplazadas. Estas directrices incluyen diversas secciones clave. En primer lugar, se proporcionan definiciones y un marco legal, aclarando términos como refugiados, migrantes y solicitantes de asilo, y se abordan los derechos humanos fundamentales que deben guiar los servicios bibliotecarios. También se sugieren políticas inclusivas para garantizar que las bibliotecas se conviertan en espacios accesibles y seguros para personas desplazadas, con propuestas de programas y servicios específicos como acceso a información legal, alfabetización e idiomas, y apoyo educativo y profesional. Además, se destacan los servicios de apoyo emocional y cultural que pueden ser cruciales para sanar traumas y promover la integración social.

La capacitación del personal bibliotecario es otro aspecto fundamental, y las directrices ofrecen ideas para formar a los bibliotecarios en sensibilidad cultural, manejo de necesidades específicas y atención empática. También se incluyen herramientas para realizar evaluaciones de necesidades y medir el impacto de los servicios ofrecidos, con el fin de adaptarlos a los diferentes contextos y mejorar su efectividad. Asimismo, se hace hincapié en la construcción de alianzas con organizaciones gubernamentales, ONGs y la comunidad local para expandir recursos y apoyo.

Por último, las directrices incluyen historias inspiradoras de bibliotecas de todo el mundo que han implementado con éxito servicios para personas desplazadas, sirviendo como ejemplos para otras instituciones. Estas historias muestran cómo las bibliotecas pueden convertirse en centros de esperanza y oportunidades en tiempos de crisis, ayudando a las personas desplazadas a reconstruir sus vidas y alcanzar su máximo potencial.

En un mundo marcado por migraciones masivas y desplazamientos forzados, estas directrices se presentan como un recurso indispensable para que las bibliotecas desempeñen un rol clave en la creación de sociedades más justas y acogedoras, donde las personas desplazadas puedan integrarse, acceder a información vital y sanar emocionalmente. Las bibliotecas, como instituciones inclusivas y accesibles, tienen el potencial de ser verdaderos refugios de esperanza, resiliencia y oportunidad.