El valor de la biblioteca se incrementa en la era de la IA

Tanzi, Nick. «The Library’s Value Is Increased in the Age of AI». The Digital Librarian, 7 de noviembre de 2024. https://the-digital-librarian.com/2024/11/07/the-librarys-value-is-increased-in-the-age-of-ai/.

El artículo de Nick Tanzi titulado The Library’s Value is Increased in the Age of AI discute cómo las bibliotecas, lejos de perder valor frente al auge de la inteligencia artificial (IA), ven ampliada su relevancia debido a tres pilares fundamentales: privacidad, exactitud e humanidad.

El valor de las bibliotecas en la era de la inteligencia artificial (IA) ha aumentado considerablemente debido a su capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías, como ya lo ha demostrado en el pasado con la llegada de la web, Google, los eReaders y otras innovaciones. En este contexto, las bibliotecas siguen desempeñando un papel fundamental, especialmente en áreas donde la IA presenta nuevos desafíos. Temas como la privacidad, la precisión de la información, la humanidad en un mundo cada vez más tecnológico y la necesidad de encontrar un equilibrio entre la tecnología y las personas son ahora más relevantes que nunca.

En la era de la IA, la privacidad se convierte en un bien valioso. Las tecnologías emergentes tienden a recolectar datos personales de los usuarios para alimentar sus modelos, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la explotación de la información personal. En contraste, las bibliotecas defienden firmemente la privacidad de sus usuarios, garantizando que no se compartan datos personales sin consentimiento explícito. La ALA (American Library Association) establece que las bibliotecas deben proteger la privacidad, un principio que resulta especialmente relevante dado el creciente uso de IA. Las bibliotecas, por lo tanto, deben adoptar políticas claras para el uso de herramientas de IA que no comprometan la privacidad de los usuarios, educar sobre cómo gestionar la huella digital y asegurarse de que los proveedores de servicios de IA respeten estos valores.

En un mundo saturado de contenido generado por IA, como imágenes manipuladas, deepfakes y «alucinaciones» de IA, la capacidad de discernir información precisa y objetiva es crucial. Las bibliotecas se posicionan como guardianes de la información confiable, ofreciendo acceso a colecciones de libros, bases de datos y otros recursos verificados. Sin embargo, como señala Luke Swarthout, optar por excluir la IA del internet es cada vez más inviable. Las bibliotecas deben enseñar a sus usuarios a identificar contenidos generados por IA, a evaluar la fiabilidad de estas fuentes y a utilizar la IA de manera crítica. En este sentido, las bibliotecas se convierten en centros esenciales para la alfabetización mediática y la alfabetización en IA.

La tecnología, y en especial la IA, puede deshumanizar las interacciones, como lo evidencian los sistemas automatizados de atención al cliente y los chatbots. Las bibliotecas, en cambio, se distinguen por su enfoque en la humanidad: son instituciones locales, profundamente conectadas con sus comunidades. Su personalización del servicio se basa en el contacto humano, y no en la recolección de grandes volúmenes de datos. Las bibliotecas ofrecen un espacio para la interacción social, lo que es cada vez más importante en una era de creciente aislamiento social.

En definitiva, las bibliotecas enfrentan el reto de integrar las tecnologías emergentes como la IA sin comprometer los principios fundamentales que las definen: privacidad, exactitud y humanidad. A medida que la IA se vuelve omnipresente, es crucial que las bibliotecas mantengan su identidad y su relevancia, ofreciendo servicios que respeten estos valores mientras navegan por los cambios tecnológicos.

Fundamentalmente se ubraya que las bibliotecas, lejos de ser obsoletas en la era digital, desempeñan un papel más relevante que nunca, actuando como baluartes de privacidad, fuentes de información precisa y centros de interacción humana en un mundo cada vez más automatizado.