
Uno de los hechos más bellos de la reciente historia de España lo protagonizó Lázaro Cárdenas del Rio, presidente de México del 1 de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940. Cárdenas puso bajo su protección a los exiliados españoles en Francia, incluyendo al Presidente Manuel Azaña, quien murió bajo protección diplomática mexicana y fue enterrado envuelto en una bandera mexicana, porque las autoridades colaboracionistas francesas se negaron a que fuera enterrado con la bandera española republicana.
Cárdenas, Rafael M Pedrajo, y los diplomáticos del régimen, lograron que decenas de miles de exiliados fueran acogidos en México, incluyendo numerosos intelectuales que enriquecieron sensiblemente la cultura mexicana.
Y a su muerte devolvió este gesto a España, siendo enterrado con la bandera republicana y mexicana. En España, tiene calles y monumentos dedicados a su memoria en Barcelona, La Coruña, Córdoba y Madrid, en reconocimiento por su trabajo al acoger refugiados del bando republicano en México tras la Guerra Civil Española.