Los jóvenes en China ha comenzado a recurrir a la inteligencia artificial como herramienta de apoyo emocional y terapéutico

Liu, Yi-Ling. “Young People in China Are Embracing AI Therapy.” Rest of World, October 6, 2025. https://restofworld.org/2025/young-people-in-china-are-embracing-ai-therapy/

En los últimos años, un número creciente de jóvenes en China ha comenzado a recurrir a la inteligencia artificial como herramienta de apoyo emocional y terapéutico. Esta tendencia responde a múltiples factores: la escasez de terapeutas profesionales, los elevados costes de las consultas presenciales y el estigma social que todavía rodea a los problemas de salud mental


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Casi el 80% de los hospitales generales de China carecen de servicio de psiquiatría. Conseguir citas es difícil, costoso y, en su mayoría, se paga directamente del paciente, sobre todo en las zonas rurales.

Frente a esta realidad, las aplicaciones basadas en IA ofrecen una alternativa inmediata, económica y discreta. Los chatbots terapéuticos permiten conversar en cualquier momento del día, sin cita previa y sin exponerse al juicio de otros, lo que los convierte en una opción atractiva para una generación habituada a interactuar digitalmente y a buscar soluciones rápidas a través del teléfono móvil.

Las plataformas más populares, como DeepSeek, Doubao de ByteDance, PsychSnail o Good Mood AI Companion, ofrecen funciones que van más allá del simple diálogo. Incorporan cuestionarios psicológicos, seguimiento del estado de ánimo, recomendaciones personalizadas y, en algunos casos, protocolos de emergencia que detectan palabras clave relacionadas con crisis emocionales o ideaciones suicidas. Estas herramientas se presentan como un recurso híbrido entre la autoayuda digital y la terapia guiada, con una capacidad de respuesta que, en muchos casos, supera la disponibilidad de los servicios públicos.

Entre los principales beneficios que los usuarios mencionan se encuentran la accesibilidad, el bajo coste y la sensación de anonimato. Hablar con una máquina resulta menos intimidante que hacerlo con una persona, especialmente en una cultura donde la expresión abierta de las emociones todavía se percibe como signo de debilidad. Además, algunos modelos permiten personalizar la voz o el estilo del “terapeuta virtual”, adaptándolo a figuras o tonos que el usuario percibe como reconfortantes. Sin embargo, esta flexibilidad conlleva riesgos, como la dependencia emocional hacia el chatbot o la validación irreflexiva de pensamientos negativos. Los modelos de lenguaje tienden a confirmar o empatizar con todo lo que el usuario expresa, incluso cuando esas emociones deberían ser confrontadas o encauzadas de otro modo.

El artículo de Rest of World también advierte sobre las limitaciones técnicas y éticas de estas plataformas. Aunque el gobierno chino ha desarrollado un marco regulatorio para los algoritmos generativos —que exige su registro y evaluación de seguridad—, no existen aún normas específicas para los chatbots terapéuticos. Esto deja un vacío legal en temas tan sensibles como la privacidad de los datos, la protección de usuarios vulnerables o la calidad de las intervenciones. En situaciones de crisis graves, la respuesta automatizada puede ser insuficiente o incluso peligrosa si no se conecta al usuario con asistencia humana inmediata.

Aun con estas advertencias, los testimonios recogidos en el reportaje muestran que la IA está desempeñando un papel importante en la democratización del acceso al cuidado psicológico en China. Para muchas personas jóvenes, hablar con un chatbot ha sido el primer paso hacia la comprensión y expresión de sus emociones, o incluso una manera de sentirse escuchadas en un contexto social y económico cada vez más competitivo y exigente. Sin embargo, el desafío futuro radica en encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la responsabilidad ética: aprovechar el potencial de la inteligencia artificial sin sustituir la presencia humana donde esta es insustituible.