La edición de vanidades en el corazón de la industria editorial

Gaughran, David. «Vanity Publishing Is At The Heart Of Our Industry.» Bewares, Publishing, actualizado el 27 de marzo de 2021. https://davidgaughran.com/vanity-publishing-is-at-the-heart-of-our-industry/

El artículo «Vanity Publishing Is At The Heart Of Our Industry» de David Gaughran denuncia cómo las estafas en la industria editorial, antes confinadas a los márgenes, han penetrado en su núcleo mientras el sector permanece en negación. Gaughran explora cómo prácticas como la publicación de vanidad, los concursos de escritura con términos abusivos y los servicios de exhibición de libros han pasado de ser marginales a ser respaldados por grandes nombres de la industria editorial.

La edición es un negocio como cualquier otro, algo que resulta evidente al observar las empresas que ahora son propietarias de las editoriales. Algunos en el mundo editorial aceptan esto, mientras recuerdan con nostalgia los llamados días dorados. El libro Writing Rackets de Robert Byrne, publicado en 1969, detalla una serie de estafas y trucos sucios a los que se enfrentan los nuevos escritores al intentar entrar en la industria: agentes literarios sin escrúpulos con tarifas de lectura, concursos de escritura inventados con costos de inscripción exorbitantes, imprentas de vanidad fraudulentas y cursos por correspondencia extremadamente caros.

Poco se ha avanzado en los últimos cincuenta años. Cualquiera que esté familiarizado con Writer Beware sabe que todas estas prácticas siguen vigentes. Sin embargo, las diferencias entre la actualidad y los años sesenta son las más ilustrativas e inquietantes. Los estafadores solían operar, con algunas excepciones notables, en los márgenes de la industria. Hoy en día, sectores enteros de la industria editorial están orientados a estafar a los aspirantes a escritores.

Gaughran critica a entidades como Authors United por su hipocresía al acusar a Amazon de «comercializar» la literatura, ignorando que las editoriales también son negocios con fines de lucro. Al recordar el escándalo de la Famous Writers School en los años 60, expone cómo las estafas dirigidas a escritores han persistido, con prácticas ahora avaladas por editoriales respetadas y eventos prestigiosos.

El artículo también subraya la falta de responsabilidad dentro de la industria, donde se culpa a las víctimas por no investigar adecuadamente, a pesar de que los estafadores son promovidos en medios de comunicación destacados y ferias del libro internacionales. Gaughran concluye que la industria editorial, en lugar de denunciar estas prácticas, las ha legitimado y adoptado para beneficiarse directamente del engaño a escritores aspirantes.